En un movimiento que expone las grietas del sistema de seguridad, Sergio Antonio Leyva López dejó su cargo como Secretario de Seguridad Pública y Tránsito de Culiacán tras la detención de siete agentes bajo su mando, incluida una mujer, por portación ilegal de armas. Este episodio revela tensiones latentes entre corporaciones.
El alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil confirmó que la salida de Leyva López—quien regresará a la Policía Estatal Preventiva—ocurrió horas antes del enfrentamiento en una clínica privada de la colonia Gabriel Leyva, donde agentes municipales y estatales chocaron en circunstancias aún nebulosas.
Los detalles del altercado siguen bajo sombras: siete oficiales, identificados solo por sus iniciales, habrían adoptado postura hostil durante una verificación rutinaria de heridos. ¿Fue un error de protocolo o síntoma de una fractura institucional más profunda?
Mientras la Fiscalía General de la República analiza las armas incautadas, surgen preguntas incómodas: ¿Cómo operan los mecanismos de control entre fuerzas paralelas? Este caso podría ser la chispa que obligue a replantear la coordinación en materia de seguridad.
Según versiones oficiales, el conflicto escaló cuando refuerzos estatales tuvieron que intervenir para neutralizar a los agentes municipales. Un episodio que, más allá de lo anecdótico, refleja la urgencia de un modelo de seguridad integrado y transparente.
