Revocación de rutas aéreas impacta la movilidad y economía

Una decisión con profundas repercusiones

Desde mi experiencia en el sector, he visto cómo las decisiones de política aérea pueden alterar por completo los flujos comerciales. La reciente determinación de la Administración estadounidense de cancelar 13 trayectos de aerolíneas mexicanas hacia su territorio es un golpe que va más allá de lo inmediato. Como bien señaló Octavio de la Torre, al frente de la Concanaco-Servytur, el impacto no es meramente económico; se trata de un severo obstáculo para la conectividad de personas y negocios.

En mis años, aprendí que la aviación es el sistema circulatorio de la economía global. Cuando se corta una ruta, el efecto dominó es inevitable. La reunión que el líder empresarial menciona con las secretarías de Turismo y de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, así como con Aviación Civil, es el primer paso crucial. Sin embargo, la experiencia me dice que la solución rara vez es rápida. La complejidad burocrática y las negociaciones bilaterales suelen ser un laberinto.

El verdadero costo: más que turistas en la playa

De la Torre acierta al destacar un punto que muchos pasan por alto: “no nada más es impacto turístico, sino de movilidad”. He sido testigo de cómo subestimar el turismo de negocios es un error costoso. Los ejecutivos, los inversionistas, los profesionales que asisten a convenciones… son el alma de muchos sectores de servicios. Restringir su flujo es asfixiar oportunidades de crecimiento que toman años cultivar.

La búsqueda de soluciones a través de sus contrapartes en Estados Unidos es la jugada correcta. La diplomacia comercial entre cámaras empresariales a menudo allana el camino que la política tarda en recorrer. Fortalecer los hubs aéreos y las rutas clave no es un lujo, es una necesidad estratégica para la competitividad de cualquier nación.

Un contexto preocupante para la inversión

La encuesta citada por De la Torre pinta un panorama que cualquier empresario experimentado reconocerá con preocupación. Que el 83.8% de los consultados conozca empresas considerando el cierre, la reducción o la reubicación no es una cifra fría; son decisiones desgarradoras que he visto tomar en carne propia. Los costos operativos elevados son una carga, pero los cambios regulatorios sin previo aviso son el factor que realmente siembra la incertidumbre y ahuyenta la inversión.

El dato de que solo un tercio de los empresarios ve a México como un destino atractivo sin reservas es una llamada de atención. La confianza, un activo que se construye con años de trabajo coherente, puede esfumarse con medidas unilaterales. La lección que he aprendido es clara: la estabilidad normativa y la previsibilidad son tan importantes como los incentivos fiscales para atraer y retener capital. Este episodio de las rutas aéreas es un recordatorio más de ese principio fundamental.

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