Ricardo Monreal denuncia violencia política vicaria contra López Beltrán

El diputado federal Ricardo Monreal ha levantado la voz ante lo que califica como violencia política vicaria dirigida contra Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente mexicano. ¿Se trata de una estrategia orquestada para minar la imagen de una figura clave en Morena? Las declaraciones del legislador apuntan a un juego sucio que va más allá de la crítica legítima.

En un análisis publicado en su plataforma, Monreal define este fenómeno como un ataque indirecto contra los familiares de funcionarios públicos, una táctica que busca dañar a través de terceros. Pero, ¿qué pruebas respaldan esta acusación? Según el texto, los recientes cuestionamientos al desempeño de López Beltrán como Secretario de Organización de Morena —particularmente tras los comicios en Durango y Veracruz— serían solo la punta del iceberg.

El diputado no se limita a señalar a la oposición. Introduce un concepto aún más inquietante: la violencia sicaria, que equipara con la vicaria en su esencia destructiva, aunque difieran en sus motivaciones. Mientras el sicario actúa por dinero, el victimario vicario lo haría por venganza. ¿Estamos ante un nuevo nivel de confrontación política en México?

Monreal desmonta los argumentos críticos: asegura que los supuestos fracasos electorales son una narrativa fabricada. Datos en mano, afirma que Morena y sus aliados ampliarán su presencia municipal tras estos comicios. Pero entonces, ¿por qué persiste esta campaña? El legislador apunta a la emergencia de una derecha vicaria, un fenómeno que, según él, no beneficia ni a sus propios sectores ni al país.

El conflicto toma un giro personal cuando López Beltrán exige en un podcast dejar de usar el apodo “Andy“, vinculándolo a un intento por desvirtuar su legado familiar. “Mi nombre es Andrés Manuel, como el mejor presidente de México”, declaró, acusando a medios de difundir noticias falsas. ¿Es esta batalla por el nombre un síntoma de una guerra política más profunda?

Lo que comenzó como una disputa sobre resultados electorales revela ahora tensiones ocultas en el tablero político mexicano. Con actores que emplean tácticas novedosas de desgaste, el caso López Beltrán podría marcar un precedente peligroso en cómo se libran las batallas ideológicas en el país.