Maestros afiliados a la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación han iniciado un paro de actividades de 48 horas, una medida de fuerza que se materializa con la instalación de campamentos en el espacio público emblemático de la ciudad y con acciones dirigidas a establecimientos comerciales de capital trasnacional. La movilización, que forma parte de una estrategia de presión más amplia, ha comenzado a desplegarse en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca, donde los docentes han procedido a montar casas de campaña con la intención de pernoctar durante la noche, consolidando así una presencia constante que refuerza su protesta.
El plan de acción magisterial, estructurado meticulosamente, contempla una escalada de actividades a partir de las nueve de la mañana. La jornada de lucha incluye no solo la ocupación simbólica del centro político y social de la ciudad, sino también intervenciones directas en la infraestructura económica y de servicios. Entre los objetivos anunciados se encuentran la toma de casetas de peaje, un movimiento estratégico que busca impactar el flujo vehicular y comercial en las principales vías de comunicación, generando un efecto inmediato en la logística regional y visibilizando su demanda a través de la interrupción de un servicio crítico.
De forma paralela, la protesta se extiende a plazas comerciales de gran afluencia, como Plaza Oaxaca y Plaza Bella, así como a establecimientos de grandes cadenas internacionales. Tiendas como Sams, Walmart, Office Depot y The Home Depot son focos específicos de la movilización. Esta elección no es arbitraria; al dirigir sus acciones hacia corporaciones trasnacionales, el magisterio busca enfatizar su discurso frente a modelos económicos globales y ejercer presión sobre actores con significativa influencia, intentando que la disrupción trascienda el ámbito local y capture una atención más amplia.
La dimensión logística de la protesta se completa con el cierre planificado de la terminal de Pemex ubicada a la altura de El Tule. Esta acción posee un alto valor simbólico y práctico, dado que Pemex representa la principal empresa productiva del Estado mexicano. El bloqueo de sus instalaciones no solo afecta el suministro de combustibles, con las consiguientes repercusiones para el transporte y la actividad económica local, sino que también sitúa las demandas del sector educativo en el centro de la discusión sobre los recursos energéticos nacionales y su distribución.
El contexto de estas movilizaciones se enmarca en un historial de conflictos entre el magisterio disidente y los diferentes niveles de gobierno. La Sección 22 ha mantenido una postura crítica frente a las políticas educativas federales, argumentando que estas desatienden las necesidades específicas de las comunidades en Oaxaca y vulneran los derechos laborales de los docentes. El paro de 48 horas y las acciones de protesta constituyen, por tanto, un capítulo más en una lucha prolongada donde la movilización callejera y la presión económica se erigen como herramientas fundamentales para la negociación.
El impacto de estas medidas es multifacético. A nivel local, la vida cotidiana en la capital oaxaqueña se ve alterada significativamente. El cierre de vías y la ocupación de espacios comerciales generan trastornos en la circulación, afectan a los comerciantes y modifican la dinámica urbana. Para la ciudadanía, estas acciones representan una disyuntiva compleja: por un lado, la simpatía hacia las demandas históricas del magisterio y, por otro, las molestias concretas derivadas de los métodos de protesta. Esta tensión entre el derecho a la manifestación y el derecho al libre tránsito y al trabajo es una constante en conflictos sociales de esta naturaleza.
El desarrollo de esta jornada de 48 horas será crucial para medir la capacidad de convocatoria actual del sindicato y la respuesta que las autoridades estatales y federales decidan implementar. La evolución de las movilizaciones, el grado de adhesión que logren entre otros sectores de la sociedad y la eventual apertura de mesas de diálogo determinarán si este paro se convierte en un punto de inflexión o en un episodio más dentro de un ciclo de confrontación que se repite periódicamente. La situación exige un análisis cuidadoso de las estrategias de ambas partes y de las posibles vías para una solución que, hasta ahora, parece esquiva.
FOTOGRAFÍAS EL UNIVERSAL OAXACA






















