La Inversión Federal en el Oro Pardo de Tabasco
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha puesto sobre la mesa un proyecto que, asegura, transformará la economía local: la construcción de una chocolatera federal en Tabasco para producir el denominado “Chocolate del Bienestar”. Pero, ¿qué hay detrás de este anuncio realizado durante su gira informativa? ¿Se trata realmente de un parteaguas para los productores o de una estrategia política más dentro del programa “Alimentación para el Bienestar”?
Sheinbaum fue enfática al declarar que el mejor cacao del mundo se produce en estas tierras. Sin embargo, expertos en la industria chocolatera internacional podrían cuestionar esta afirmación absoluta. La mandataria prometió que el próximo año se dejará de maquilar el chocolate para comenzar a producirlo directamente en la entidad. ¿Está el gobierno federal preparado para gestionar directamente una cadena de producción especializada que tradicionalmente ha estado en manos de la iniciativa privada?
El modelo de negocio planteado parece sencillo: comprar el cacao local, transformarlo en chocolate y comercializarlo a través de la red de más de 26 mil Tiendas del Bienestar en todo el país. La visión es que desde Chihuahua hasta Yucatán se consuma “el mejor chocolate del mundo, producido por manos tabasqueñas”. Pero surgen preguntas inevitables: ¿qué estándares de calidad garantizará este producto? ¿A qué precio se comprará la materia prima a los productores? ¿Y a qué precio se venderá al consumidor final?
El objetivo declarado es loable: generar ganancias suficientes para que los pequeños productores vivan bien, evitando que su cacao se venda “muy barato” como ha ocurrido tradicionalmente. Sheinbaum conecta directamente este proyecto con la filosofía de la Cuarta Transformación. No obstante, la experiencia nos enseña que los proyectos gubernamentales de comercialización enfrentan desafíos complejos de logística, calidad y sustentabilidad económica.
Quedan por revelarse detalles cruciales: la inversión total, el modelo de operación, los mecanismos de selección de productores y los estudios de mercado que garantizan que este chocolate competirá exitosamente contra marcas establecidas. La verdadera transformación no estará en el anuncio, sino en la ejecución transparente y eficiente que efectivamente lleve bienestar a quienes cultivan el oro pardo de Tabasco.