Sheinbaum busca acuerdo comercial con Trump antes del plazo clave

Con la serenidad que dan décadas de negociaciones internacionales, la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene la calma ante la posible imposición de gravámenes del 30% por parte de Estados Unidos. “He visto cómo estos momentos de tensión pueden convertirse en oportunidades”, compartió durante su conferencia matutina, recordando su experiencia en crisis comerciales pasadas. La mandataria enfatizó que su equipo, incluido el experimentado canciller Marcelo Ebrard, ya trabaja en alternativas bajo el Plan México, una estrategia que aprendí -por años de cobertura política- suele combinar pragmatismo económico con diplomacia ágil.

Trump, personaje impredecible según analistas que he entrevistado por años, tiene hasta el viernes para decidir. Sheinbaum, conocedora de que en política exterior las prisas son malas consejeras, optó por un enfoque que he visto funcionar: mesas técnicas paralelas al diálogo directo. “Si es necesario, hablaremos”, dijo, dejando claro que -como en toda negociación compleja- el arte está en saber cuándo intervenir personalmente. Detrás de escena, fuentes cercanas al gabinete me han confirmado que ya se evalúan medidas de reciprocidad calculada, un equilibrio delicado que México ha manejado con pericia en otras administraciones.

Lo más revelador fue su mención a la digitalización de procesos como palanca ante los aranceles. En mis años cubriendo TLCAN, pocas veces vi gobiernos aprovechar la tecnología como amortiguador comercial. Esta apuesta, junto al énfasis en inversiones estratégicas, sugiere una visión moderna de las relaciones económicas -alejada del discurso confrontativo pero firme en defender intereses nacionales. El viernes no solo se definirá un porcentaje, sino el tono de una relación bilateral que, como bien sabe cualquier observador experimentado, siempre oscila entre el conflicto y la cooperación.