La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo calificó como un mal “espectáculo” los actos de violencia registrados el lunes en el Congreso de la Ciudad de México, donde diputados del Partido Acción Nacional (PAN) tomaron la tribuna en medio de gritos y forcejeos físicos. Durante su conferencia matutina de este martes 16 de diciembre en Palacio Nacional, la mandataria hizo un llamado explícito a las y los legisladores de todos los partidos para evitar cualquier forma de violencia en el debate político.
“Muy mal, está mal, pues que se llegue a este espectáculo que se dio ayer, la verdad. Un llamado a todos los diputados y diputadas de todos los grupos, no tienen por qué llegarse a la violencia”, expresó Sheinbaum con un tono de firme reproche. La presidenta estableció una distinción clara entre la protesta política legítima y los excesos físicos. Reconoció que la toma de tribuna ha sido una herramienta utilizada por diversos grupos, incluido su propio partido, Morena, en el pasado, como forma de oposición política. Sin embargo, subrayó que traspasar esa línea hacia el forcejeo y la agresión es un acto condenable que no debe repetirse. “No debe ocurrir esto, se puede estar en contra de una propuesta, incluso se puede tomar una tribuna, nosotros lo hicimos en su momento en contra de algunas leyes, pero caer en actos de violencia es condenable, no debe ser”, argumentó.
El origen del conflicto que derivó en la suspensión de la sesión ordinaria fue una profunda discrepancia sobre una iniciativa relacionada con el órgano de transparencia de la capital. Los diputados del PAN acusaron a los legisladores de Morena de intentar modificar el dictamen en discusión para, según su perspectiva, transformar y posiblemente debilitar la estructura y autonomía del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (INFO-CDMX). Este organismo es una pieza fundamental en el sistema de pesos y contrapesos de la ciudad, encargado de garantizar el derecho a la información y la protección de datos personales, por lo que cualquier cambio en su diseño institucional genera alta tensión política.
La reacción de Sheinbaum trasciende la mera condena del incidente aislado. Su declaración se enmarca en un contexto político nacional donde la polarización y la confrontación física en cámaras legislativas, aunque no habitual, ha mostrado picos preocupantes en los últimos años. Al evocar su propia experiencia como parte de una oposición que utilizó métodos de protesta dentro del hemiciclo, la presidenta intenta construir un puente de credibilidad para su crítica, posicionándose no desde la superioridad moral, sino desde la experiencia práctica. El mensaje busca recalcar que la intensidad del disenso, inherente a la democracia, debe contenerse dentro de los marcos del debate institucional y nunca justificar el contacto físico violento.
Este incidente pone de relieve la fragilidad de los acuerdos parlamentarios en un entorno de competencia política feroz. La defensa de instituciones técnicas como el INFO-CDMX suele convertirse en un campo de batalla donde se proyectan desconfianzas más amplias sobre las intenciones del partido en el poder. La violencia, en este caso, fue la expresión física de una ruptura en los mecanismos de negociación y diálogo. La intervención de la presidenta, desde el ejecutivo federal, sobre un asunto del legislativo local, también refleja la naturaleza interconectada de la política en México y cómo los conflictos en un nivel de gobierno resuenan inmediatamente en los demás. El llamado al orden es, en el fondo, una defensa de la estabilidad del proceso legislativo y una advertencia sobre el riesgo de que estas prácticas se normalicen, erosionando la autoridad y la dignidad de los congresos como pilares de la representación popular.
