La Agenda Pendiente de Washington: Más Allá del Sorteo
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dejado entrever una decisión estratégica que trasciende el mero acto protocolario. Su posible asistencia al sorteo de la Copa Mundial FIFA 2026 en Washington el próximo 5 de diciembre está supeditada a un factor clave: la confirmación de la presencia del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Desde Palacio Nacional, Sheinbaum Pardo expuso una postura calculada. “Estamos en esa definición”, declaró, revelando que su equipo se encuentra en un proceso de verificación. La pregunta que flota en el ambiente es inevitable: ¿qué intereses diplomáticos no declarados se mueven detrás de este condicionante?
Las implicaciones son profundas. Un encuentro presencial con Trump representaría el primer cara a cara entre ambos mandatarios, un capítulo inaugural en una relación bilateral cargada de historia y tensiones comerciales recientes. Sheinbaum hizo un revelador recordatorio: “La última vez que hablé fue hacia finales de octubre que se cumplía el famoso plazo de los tres meses (de los aranceles)”.
Este comentario no es casual. Plantea una incógnita crucial: ¿qué acuerdos o “pláticas” se mantuvieron en ese momento y qué estatus tienen ahora? La mención específica a los aranceles sugiere que la agenda económica sigue siendo un tema pendiente y potencialmente espinoso.
Al ser interrogada directamente sobre si buscaría una reunión bilateral con Trump, la respuesta fue evasiva pero significativa: “Se está definido, no hemos hablado”. Esta aparente contradicción –definir un encuentro sin haber establecido comunicación– revela las complejas capas de la diplomacia a alto nivel. ¿Se están llevando a cabo negociaciones a través de canales no oficiales? ¿Qué documentos o minutas respaldan los acuerdos mencionados?
La investigación sugiere que este viaje potencial es, en realidad, la punta del iceberg de una redefinición más amplia de la relación México-Estados Unidos. La presencia confirmada de otros líderes, como el primer ministro de Canadá, Mark Carney, añade otra capa de complejidad geopolítica a este escenario.
La conclusión que emerge de este análisis es clara: el sorteo mundialista es apenas el escenario. El verdadero partido diplomático se jugaría en los márgenes del evento, donde un apretón de manos entre Sheinbaum y Trump podría marcar el tono para un nuevo capítulo, lleno de desafíos y oportunidades, en la relación entre las dos naciones. La próxima semana, promete la mandataria, tendremos la respuesta definitiva.

















