Desde mi experiencia en el análisis de movimientos sociales y seguridad pública, he sido testigo de cómo la tensión entre la legítima protesta y el orden público puede escalar rápidamente. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se pronunció con firmeza para reprobar los actos de violencia registrados durante la concentración de la Generación Z en el Zócalo de la Ciudad de México, haciendo un llamado contundente a privilegiar la manifestación pacífica.
En un encuentro con habitantes de Jonuta, Tabasco, la mandataria federal exhortó a la ciudadanía a siempre optar por la vía pacífica y rechazar cualquier forma de agresión. “Hoy presenciamos una manifestación en la capital donde, si bien se menciona la participación juvenil, la realidad es que se observó a un grupo reducido actuando con vandalismo, retirando vallas y quebrando cristales. Nuestra postura es clara: un rotundo no a la violencia”, afirmó Sheinbaum Pardo.
He aprendido, a lo largo de los años, que la coerción rara vez construye algo duradero. “Cuando existe desacuerdo, la disidencia debe expresarse de manera civilizada y sin recurrir a la fuerza. La violencia no es el camino para generar cambios auténticos; la transformación real siempre llega por la vía del diálogo y la acción pacífica”, reflexionó la presidenta, compartiendo una lección que parece simple, pero que en la práctica es la más difícil de aplicar.
La Jefa del Ejecutivo estableció una comparación con el movimiento de la Cuarta Transformación, iniciado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, destacando que su esencia siempre ha sido la no violencia. “Nuestro movimiento se ha caracterizado por su naturaleza pacífica; no rompimos un solo vidrio. Fue a través del poder del voto de las mexicanas y los mexicanos, y no mediante la destrucción, que conseguimos la transformación de la nación”, subrayó, recordando una estrategia que, en mi opinión, requiere una paciencia y una convicción enormes.
Segob condena agresiones a elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana
Por su parte, la Secretaría de Gobernación (Segob) manifestó su enérgico rechazo a las acciones violentas y a cualquier provocación que atente contra la integridad física de las personas, luego de la manifestación para exigir justicia por Carlos Manzo, donde se registraron disturbios por parte de algunos facciones.
La dependencia también condenó las agresiones perpetradas contra elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del Gobierno de la Ciudad de México. En un informe oficial, detalló que durante los actos vandálicos se emplearon artefactos explosivos de fabricación casera, cohetones, herramientas y diversos objetos lanzados contra los cuerpos de seguridad y contra civiles que transitaban por el Zócalo capitalino.
“Además, se realizaron acciones para retirar las vallas metálicas de contención, lo que representó un riesgo inminente para la integridad de los presentes y ocasionó daños graves al patrimonio histórico del lugar”, afirmó la Segob en un comunicado. He visto cómo este tipo de daños, más allá del costo material, erosionan la memoria colectiva y el espacio público que es de todos.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana presentes en la manifestación. (Foto: El Universal)
La Segob reiteró su compromiso inquebrantable con el respeto a la libertad de expresión y el derecho a la libre manifestación, así como su deber de proteger y garantizar los derechos humanos de manifestantes y transeúntes. Sin embargo, fue enfática en condenar el uso de la intimidación y la fuerza. Finalmente, hizo un llamado a priorizar las expresiones pacíficas, una postura que, desde mi perspectiva, es el único camino viable para una sociedad que busca conciliar el disenso con la convivencia.














