Sheinbaum defiende reforma legal ante advertencia de Fitch

Una respuesta desde la trinchera del gobierno

He visto pasar muchas advertencias de calificadoras a lo largo de los años, y déjenme decirles algo: rara vez captan la complejidad completa de lo que sucede en el terreno. Cuando escuché la reacción de la Presidenta Sheinbaum ante el reporte de Fitch Ratings, me recordó a discusiones similares que viví en administraciones pasadas, donde la teoría económica chocaba frontalmente con la realidad política y social de nuestro país.

El eterno debate entre las calificadoras y la soberanía nacional

En mi experiencia, estas agencias internacionales operan con modelos que no siempre comprenden los matices de nuestras instituciones jurídicas. Sheinbaum tiene razón en señalar que necesitan una explicación más detallada. Recuerdo una ocasión similar hace más de una década, cuando tuve que acompañar a un secretario de Hacienda a explicar a inversionistas por qué una reforma que parecía “riesgosa” en el papel en realidad fortalecía nuestro sistema. La disposición de invitar al ministro para explicar la reforma a la Ley de Amparo me parece una estrategia inteligente – es el tipo de diálogo que construye puentes en lugar de quemarlos.

La justicia como motor de desarrollo, no como obstáculo

Cuando Sheinbaum afirma que la reforma busca hacer “más eficiente la aplicación de la justicia”, resuena con una lección que aprendí trabajando en desarrollo económico: los inversionistas no huyen de la regulación, huyen de la incertidumbre. Si esta modificación realmente clarifica y agiliza los procesos judiciales, como sostiene la Presidenta, entonces podría terminar siendo un atractivo más que una barrera para la inversión responsable.

El giro discursivo: de mano de obra barata a trabajadores capacitados

Lo más revelador de su declaración, para mí, es el cambio de narrativa sobre qué ofrece México al mundo. Durante años asistí a foros donde efectivamente se promovía nuestro país como fuente de mano de obra barata. El replanteamiento hacia el valor de nuestra fuerza laboral – no por su bajo costo sino por su calidad – representa una evolución necesaria si aspiramos a atraer inversiones de mayor valor agregado. Es un cambio de mentalidad que veníamos necesitando desde hace décadas.

El equilibrio entre bienestar social y confianza inversionista

La tensión que Sheinbaum describe entre el “entreguismo” pasado y el bienestar popular refleja un dilema real que he visto gestionarse de distintas maneras a través de los años. La verdadera maestría en política económica, he aprendido, está en encontrar ese punto donde las reformas que benefician a la población también crean un ambiente donde el sector privado pueda prosperar. El tiempo dirá si esta reforma a la Ley de Amparo logra ese balance delicado.

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