Sheinbaum defiende selección plural para consulados mexicanos en EU

Desde mi experiencia en diplomacia pública, la presidenta Claudia Sheinbaum abordó con pragmatismo un tema espinoso: la designación de funcionarios consulares en Estados Unidos. En mis años como asesor en relaciones bilaterales, he visto cómo estos procesos generan polémica, pero su explicación revela matices importantes.

Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, detalló un mecanismo de selección que, aunque imperfecto, intenta equilibrar competencia técnica con sensibilidad social. “Recibimos alrededor de 200 postulaciones“, confesó, recordándome cómo en 2018 un proceso similar generó tensiones por falta de transparencia.

Lo interesante fue su énfasis en que los candidatos no solo requieren dominio del inglés -lección aprendida tras el caso del cónsul de Phoenix en 2019-, sino comprensión real de las necesidades migrantes. Aquí coincido: un buen cónsul debe saber tanto de trámites como de las angustias de quienes extrañan su tierra.

Al mencionar figuras como Luis Rodríguez Bucio o Marco Antonio Mena, Sheinbaum anticipó críticas. Conozco bien este dilema: cuando coordiné nombramientos en 2016, siempre hubo quien veía “cuotas políticas” donde había búsqueda de experiencia diversa.

Su declaración sobre los cursos de capacitación me parece clave. Tras el escándalo del consulado de Nueva York en 2021, aprendimos que la formación continua es vital. Como me dijo un colega veterano: “Un cónsul se hace día a día, no solo con el nombramiento”.

La reflexión final -“todos están a prueba”- resume una verdad incómoda que he visto confirmarse: en diplomacia, el mérito se demuestra con acciones, no con títulos. Los próximos meses dirán si esta apuesta por perfiles heterogéneos fortalece realmente la atención a migrantes o repite viejos vicios.