En un acto celebrado en Playa del Carmen, Quintana Roo, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo articuló una definición política de gran calado. Afirmó que la oposición a la Cuarta Transformación de la vida pública de México surge, fundamentalmente, de un interés por preservar las ventajas y estructuras de poder del pasado.
“¿Quién no está de acuerdo? Pues el que quiere conservar sus privilegios”, declaró la mandataria, estableciendo una clara línea divisoria entre su proyecto de gobierno y lo que ella identifica como los sectores reacios al cambio.
El escenario para esta declaración fue la entrega de viviendas y escrituras, un evento que sirvió como marco tangible de las políticas que defiende. Acompañada por la gobernadora Mara Lezama y miembros de su gabinete, Sheinbaum detalló las acciones concretas que, desde su perspectiva, materializan la transformación.
La entrega incluyó 225 viviendas nuevas del Infonavit en el desarrollo “Edén Bienestar”, junto con 497 liberaciones de hipoteca del Fovissste y 193 escrituras gestionadas por el Instituto Nacional del Suelo Sustentable. Estas cifras no son meros números, sino la expresión de una política de estado que prioriza la devolución de recursos públicos a la ciudadanía a través de bienes y servicios esenciales.
La mandataria subrayó que el principio rector de su administración es gobernar con honestidad, aplicando el precepto de “por el bien de todos, primero los pobres”. En este contexto, definió el presupuesto público como un recurso sagrado que debe fluir de regreso a la población. Esta filosofía se contrapone, según su narrativa, a la de gobiernos anteriores, a los que caracterizó por sustraer recursos del pueblo.
“Antes los gobiernos le quitaban al pueblo y nosotros somos gobiernos que le damos al pueblo”, sentenció, ilustrando su afirmación con casos concretos de beneficiarias que verán reducidos sus pagos de vivienda de manera drástica, pasando de rentas de 8 mil pesos a mensualidades hipotecarias de mil 900 pesos.
Dentro de los objetivos estratégicos presentados, destacó la meta sexenal de construir un millón 200 mil viviendas destinadas a la población que percibe entre uno y dos salarios mínimos. Paralelamente, se enfatizó el programa de reestructuración de créditos impagables, un lastre heredado de lo que se describió como esquemas financieros injustos. Hasta la fecha, este programa ha beneficiado a dos millones de familias, con la ambición declarada de extender su alcance a cinco millones.
Estas iniciativas no se plantean como acciones aisladas, sino como componentes de una reingeniería social profunda que busca modificar la relación entre el Estado y los ciudadanos. Durante el evento, los titulares de las instituciones involucradas proporcionaron datos que refuerzan el mensaje central. Octavio Romero Oropeza, director general del Infonavit, anunció una revisión sustancial de la meta de vivienda para Quintana Roo, elevando la proyección de 11 mil a 64 mil nuevos hogares para el sexenio.
Por su parte, Edna Elena Vega Rangel, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, informó que el programa Vivienda para el Bienestar registra un avance del 90 por ciento en sus metas establecidas para el año 2025. Estas actualizaciones proyectan una imagen de una gestión que no solo establece metas, sino que las supera de manera sistemática. El acto concluyó con una convocatoria de la presidenta Sheinbaum a la ciudadanía para conmemorar el séptimo aniversario del inicio de la transformación el próximo 6 de diciembre en el Zócalo de la Ciudad de México.
Este llamado trasciende el mero acto conmemorativo; se erige como un símbolo de la continuidad y consolidación de un proyecto político que se presenta a sí mismo como un movimiento histórico en marcha, enfrentado abiertamente con lo que denomina los privilegios de un pasado que se resiste a desaparecer.
