Sheinbaum desmiente recortes y anuncia programa de innovación

El Reino de la Verdad Ajustada y los Presupuestos Elásticos

La Gran Orácula despeja las tinieblas de la contabilidad con la luz cegadora de su verbo.

En un alarde de precisión lingüística que habría enorgullecido al mismísimo Ministerio de la Verdad, la Jefa Suprema del Rebaño Ilustrado, Claudia Sheinbaum Pardo, ha proclamado desde su púlpito matutino que la noción de recorte presupuestal en las universidades públicas es una herejía tan grotesca como pretender que dos más dos son cuatro. Tras la sagrada consagración del Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 por los sumos sacerdotes de la Cámara de Diputados, la mandataria ha aclarado que lo que los vulgares mortales podrían interpretar como tijeretazos no son más que “pequeñas disminuciones, muy pequeñas”, una suerte de ayuno financiero temporal y voluntario que, como por arte de magia burocrática, será reparado.

Con la solemnidad de quien anuncia la resurrección de Lázaro, la líder explicó que instituciones venerables como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico Nacional de México (TecNM) simplemente experimentaron un ligero desfase contable, un mero esguince fiscal. “No hay recorte presupuestal. Ninguna universidad ha tenido recorte”, sentenció, en una magistral lección de semántica aplicada al gasto público, donde quitar para después reponer equivale a no haber quitado nunca.

El Adoctrinamiento de los Diez Mil Elegidos y el Maná Digital

Mientras la realidad de los centros educativos se debate entre la austeridad y el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, la Orácula desvió la mirada de la plebe hacia un futuro radiante. Anunció con bombos y platillos un programa de capacitación en inteligencia artificial y tecnologías digitales, una alianza celestial entre el TecNM, el IPN y una veintena de empresas tecnológicas, tanto nacionales como globales, que seguramente actúan por pura filantropía.

El plan maestro consiste en un curso presencial para 10 mil jóvenes, una legión de iluminados que, a partir de enero de 2026, serán adoctrinados en los misterios de la inteligencia artificial, el manejo de datos, la computación en la nube y los lenguajes de programación. Al final del camino, obtendrán una certificación oficial, un pergamino sagrado que los acreditará como ciudadanos útiles para la Nueva Economía.

Para los no elegidos, los parias digitales, el consuelo será la plataforma Saberes MX, donde los contenidos divinos estarán disponibles de forma gratuita. Eso sí, la certificación, ese sello de aprobación del sistema, requerirá pasar por el aro de los exámenes correspondientes. “Es un proyecto muy amplio, quizá el más grande de América Latina, porque es público, gratuito y con certificaciones oficiales”, proclamó, pintando un cuadro idílico donde México, de la noche a la mañana, se convierte en una potencia digital, mientras sus universidades piden limosna.

El Gran Espejismo: “México, País de Innovación”

Como colofón a este espectáculo de prospectiva, la mandataria adelantó con misterio la próxima revelación del programa “México, país de innovación”. Se trata, nos aseguran, de una estrategia integral que abarcará desde la más tierna infancia hasta la investigación más avanzada, uniendo en santo matrimonio a universidades y empresas. Un faro en la distancia que ilumina un futuro glorioso, convenientemente ubicado en la próxima semana, para que nadie se fije en los pequeños, minúsculos, casi homeopáticos ajustes del presente.

Así, en el gran teatro de la política nacional, se representa la farsa eterna: se anuncia con estruendo el mañana tecnológico y brillante mientras se susurran excusas para los apuros económicos del hoy. Un país que pretende correr la carrera de la inteligencia artificial, pero que primero debe aprender a atarse los cordones de su propio presupuesto.

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