La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dirigió un mensaje a la nación la noche del 24 de diciembre, con motivo de las celebraciones de Navidad y Nochebuena. Acompañada de su esposo, Jesús María Tarriba Unger, y a través de un video difundido en sus canales oficiales, la mandataria extendió sus deseos de felicidad y paz a todas las familias mexicanas, construyendo un discurso en torno a los valores de esperanza, solidaridad y amor que, según su perspectiva, definen al país.
En su alocución, Sheinbaum hizo énfasis en la omnipresencia de la esperanza en el territorio nacional, sin importar la geografía o la condición social. “Sabemos que esta noche en cada rincón del país hay siempre esperanza”, afirmó, enumerando desde los hogares urbanos hasta los pequeños pueblos rurales, las costas, los desiertos y todas las regiones del país. Subrayó la capacidad del pueblo mexicano para encontrar celebración en lo sencillo, para mantenerse unido alrededor de la mesa familiar y para sostener fuertes lazos de fraternidad. “Somos la palabra compartida, el plato servido con cariño, la risa que sana y el recuerdo que acompaña”, expresó, pintando un cuadro de identidad colectiva arraigada en la calidez humana.
El mensaje incluyó un agradecimiento especial dirigido a los pilares fundamentales de la sociedad. Reconoció explícitamente a madres, padres, abuelas y abuelos, a quienes atribuyó la enseñanza de resistir con dignidad y amar profundamente. De igual modo, se refirió a las niñas y niños, describiéndolos como el recordatorio cotidiano de la razón por la cual vale la pena luchar y construir un futuro mejor. Este enfoque generacional buscó conectar el legado del pasado con la promesa del porvenir.
La presidenta también mostró una conciencia de las realidades menos festivas que coexisten durante la temporada. Dedicó unas palabras de acompañamiento y solidaridad a quienes pasan estas fechas lejos de sus hogares, ya sea por obligaciones laborales u otras circunstancias, así como a aquellos que enfrentan la nostalgia por la ausencia de un ser querido. Este reconocimiento pretendió abarcar la complejidad emocional de las fiestas, que no son uniformemente alegres para todos.
En un segmento orientado al reconocimiento institucional y laboral, Sheinbaum extendió su agradecimiento a los connacionales que residen en el extranjero y, de manera destacada, al personal que mantiene servicios esenciales operando. Mencionó a los integrantes de las Fuerzas Armadas, cuerpos policiales, personal de salud, bomberos y trabajadores del transporte, entre otros, que continúan sus labores durante los días festivos para garantizar la seguridad y el funcionamiento del país. Este punto reforzó la idea de un gobierno atento a la labor callada que sostiene la vida nacional.
Para concluir, la mandataria reiteró sus deseos de una Navidad en paz y unión, encapsulando su mensaje en un saludo afectuoso: “Con todo nuestro cariño les deseamos la mejor de las Navidades y que la pasen en paz y unión. Felicidades”. El tono general fue deliberadamente conciliador y enfocado en los valores comunitarios, buscando proyectar una imagen de liderazgo cercano y empático en un momento de significación cultural y familiar profunda.
En un plano práctico y de agenda gubernamental, se confirmó que las conferencias matutinas conocidas como ‘Mañaneras del Pueblo’ serán suspendidas desde el miércoles 24 hasta el viernes 26 de diciembre, como parte del receso por las festividades. La presidenta Sheinbaum había adelantado previamente que pasaría los días 25, 26 y 27 de diciembre en Acapulco, Guerrero, describiendo este periodo como unos días de vacaciones. Aclaró que, no obstante esta pausa en su aparición pública rutinaria, el gobierno federal mantendría sus funciones y ella permanecería atenta a cualquier asunto de relevancia. Este breve descanso marca una diferencia con respecto al año anterior, inmediatamente posterior a su victoria electoral, cuando la mandataria permaneció en Palacio Nacional durante el mismo periodo.
