Sheinbaum proclama el milagro económico donde los pobres son menos pobres pero igual de jodidos

CIUDAD DE MÉXICO.- En un acto de fe estadística digno de los milagros guadalupanos, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que los mexicanos ya no somos desiguales, solo “jerárquicamente diversificados”. Según sus cálculos, antes los ricos ganaban en un día lo que un pobre en 35, pero ahora, gracias a la magia revolucionaria, solo les toma 14 jornadas de hambre alcanzarlos.

“Es el milagro de los panes y los peces, pero con cifras del Inegi”, declaró la mandataria, mientras repartía espejismos de prosperidad en rueda de prensa. Los datos, eso sí, vienen con letra chiquita: si antes Coneval medía la pobreza, ahora el Inegi la “reinterpreta” con la misma metodología, pero “sin ese nombre incómodo”.

La gran revelación llegará en agosto, cuando se publique cuántos pobres dejaron de serlo por arte de burocracia. “El modelo es simple”, explicó Sheinbaum: “Si antes tenías un plato de frijoles y ahora medio, estadísticamente comes el doble… de aire”. Los programas sociales, según esta aritmética creativa, no solo reparten apoyos, sino también ilusiones contables.

Mientras, en la vida real, los ciudadanos celebran la disminución de la desigualdad comprobando que, efectivamente, todos caben bajo el mismo puente… aunque sea para dormir.