Un Encuentro que Redefine las Reglas del Juego
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no solo llegó a una reunión más; arribó al epicentro de una revolución silenciosa en el modelo económico. Su cita en el Museo Kaluz con los titanes del Consejo Mexicano de Negocios —incluyendo a figuras como Carlos Slim Domit y Claudio X. González— no fue un mero protocolo. Fue la materialización de una visión disruptiva: ¿y si la colaboración público-privada no requiriera de concesiones, sino de co-inversión inteligente?
Foto: El Universal.
La Infraestructura como Plataforma, no como Mercancía
El núcleo de su propuesta es un cambio de paradigma. En lugar de privatizar activos, Sheinbaum plantea un financiamiento mixto donde el capital privado acelere la construcción de carreteras, puertos, aeropuertos y sistemas hídricos, mientras el Estado retiene la rectoría estratégica. Es un pensamiento lateral: desacoplar la inversión de la propiedad. Imaginen el potencial: capitales ágiles impulsando obras de impacto nacional, sin que la soberanía sobre los activos críticos se diluya. Es el crowdfunding a escala macroeconómica para el desarrollo.
El Consejo como Catalizador, no como Lobby
El recién creado Consejo para la Promoción de Inversiones no es un comité consultivo tradicional. Sheinbaum lo visualiza como un equipo de embajadores multiplicadores, donde los propios magnates se convierten en promotores de la captación de capital nacional y foráneo. Es una jugada maestra de marketing de país con credibilidad interna. La pregunta provocativa es: ¿puede el ímpetu empresarial ser canalizado no solo para el beneficio corporativo, sino como un motor de desarrollo soberano?
Plan México 2026: Conectando Cadenas de Valor, no solo Vías Férreas
El horizonte es 2026, un año simbólico no solo por el Mundial de Futbol. Sheinbaum proyecta un big bang de inversión pública que trasciende el cemento y el acero. Su Plan México busca fortalecer las cadenas de valor integrales. Esto significa pensar la infraestructura física (trenes, logística) como el sistema circulatorio de un organismo productivo más robusto y diversificado. Es la conexión de puntos inconexos: una carretera no es solo una vía, es el eslabón que activa corredores industriales, genera economías de aglomeración y atrae talento.
Incluso su lacónica respuesta sobre su encuentro con Donald Trump —un enérgico “¡Viva México!”— encapsula esta visión. Más que un eslogan, es una declaración de principios en el tablero global: la prioridad es construir fortaleza interna y autonomía estratégica desde una posición de confianza y colaboración innovadora. El mensaje es claro: México no espera inversiones; las diseña, las atrae y las canaliza bajo un nuevo contrato social con el capital. El status quo de la inversión pública acaba de ser desafiado.















