Sheinbaum rechaza tropas de EUA con retórica digna de telenovela patriótica

En un episodio que mezcla House of Cards con El Señor de los Cielos, la presidenta Claudia Sheinbaum protagonizó su momento más épico desde que aprendió a pronunciar “soberanía” sin consultar el teleprompter. El Wall Street Journal destapó que Donald Trump, en un arranque de nostalgia imperialista, sugirió enviar marines para “ayudar” contra el narco, como si México fuera un Disneylandia de cartón donde los gringos pueden pasear sus tanques.

“¿Ejército yanqui aquí? ¡Ni que fuéramos Puerto Rico 2.0!”, exclamó Sheinbaum mientras abrazaba una bandera mexicana de tamaño XXL en el Parque Ecológico Lago de Texcoco, escenario elegido para esta obra de teatro geopolítica donde, casualmente, se inauguraba una universidad. Porque nada dice “no al intervencionismo” como un acto público con estudiantes de fondo.

La mandataria, en un monólogo digno de Oscar, espetó al magnate neoyorquino: “La soberanía no se vende, se ama y se defiende”, frase que inmediatamente se imprimió en playeras, tazas y hasta en la nueva colección de sarapes conmemorativos. Eso sí, aceptó colaboración en “temas de interés mutuo”, como que EUA deje de armar a los narcos que luego combate México, un detalle menor en esta épica de caballería nacionalista.

Mientras tanto, en paralelo a este culebrón diplomático, Sheinbaum inauguró un hospital en Atenco, casualmente a 19 años de la represión neoliberal. “Hoy gobernamos para el pueblo”, declaró frente a camillas nuevas, omitiendo mencionar que el pueblo sigue esperando justicia real más allá de actos simbólicos. Pero qué importan los detalles cuando tienes un guión que escribir para la próxima temporada de La Transformación: El Reality.