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Sheinbaum restituye tierras ancestrales a comunidades Wixárikas en Nayarit

Un acto histórico devuelve autonomía y recursos a comunidades indígenas, marcando un nuevo capítulo en la reparación territorial.

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Foto: El Universal.

En un giro radical frente a las políticas neoliberales, la presidenta Claudia Sheinbaum redefinió la relación entre el Estado y los pueblos originarios: “Mientras antes les arrebataban, hoy les reintegramos no solo territorio, sino soberanía”. Durante su visita a La Mesa de Huanacaxtle en Nayarit, selló un acuerdo paradigmático: la devolución de más de 5,000 hectáreas al Pueblo Wixárika, un acto que trasciende lo jurídico para convertirse en reparación histórica.

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“Este no es un simple trámite burocrático”, declaró Sheinbaum, “es el primer paso para descolonizar la tierra y reconocer que los pueblos indígenas son guardianes ancestrales, no beneficiarios pasivos”. La mandataria enfatizó que esta acción forma parte de un modelo de justicia territorial donde gobierno y comunidades co-gobiernan, rompiendo con siglos de paternalismo estatal.

Adelfo Regino, titular del INPI, reveló que esta restitución cubre el 58% del territorio reclamado, con una inversión sin precedentes: 950 millones de pesos para infraestructura rural, incluyendo caminos que conectarán 22 comunidades en Jalisco, Nayarit y Durango. “No construimos carreteras, tejimos venas de desarrollo”, afirmó, destacando que estos proyectos fueron diseñados mediante asambleas indígenas.

La innovación disruptiva llegó con el esquema financiero: por primera vez, los recursos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) serán administrados directamente por las comunidades. Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, lo calificó como “un experimento de democracia económica donde el presupuesto se decide en usos y costumbres, no en escritorios gubernamentales”.

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El gobernador Miguel Ángel Navarro profundizó en la metáfora: “Estas tierras no son parcelas, son bibliotecas vivas de conocimiento ecológico”. Detalló avances tangibles: desde electrificación hasta clínicas con medicina tradicional, demostrando que el federalismo solidario puede convertir zonas marginadas en polos de innovación social. “La verdadera paz nace cuando se restituye el derecho a existir”, concluyó, anunciando la próxima entrega de 4,000 hectáreas pendientes.

Este modelo, donde la reparación material va de la mano con el reconocimiento espiritual —incluyendo la protección de sitios sagrados—, podría reescribir las políticas indígenas en América Latina. Como señaló un anciano Wixárika: “Hoy no nos devolvieron tierra, nos devolvieron el futuro”.

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