Sheinbaum revela el plan de Trump para el T-MEC

Tras la amenaza pública, ¿cuál es el verdadero juego de Trump con el T-MEC?

La declaración pública del presidente estadounidense, Donald Trump, a principios de diciembre resonó como un trueno en los círculos diplomáticos y económicos: sugerir que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá podría simplemente “vencer”. Sin embargo, una investigación más profunda, basada en testimonios directos y el relato de la propia presidenta Claudia Sheinbaum, revela una narrativa sustancialmente diferente detrás de bambalinas.

¿Fue la amenaza de terminar el acuerdo una táctica de negociación de alto riesgo, o existe un plan menos confrontacional que los titulares no capturaron? Sheinbaum, en una revelación significativa, confía en que el próximo año se llevará a cabo una revisión del pacto comercial, no su terminación. Pero esta confianza no surge de la fe, sino de un encuentro directo.

La reunión que cambió la narrativa

Dos días después de que Trump lanzara su advertencia pública, los mandatarios se reunieron. Según el testimonio de la líder mexicana, el mensaje en privado fue distinto. “El presidente Trump nos mencionó… que siguiéramos trabajando”, afirmó Sheinbaum. Esta discrepancia entre el discurso público para las bases y las instrucciones privadas a los socios comerciales plantea una pregunta incisiva: ¿dónde reside la verdadera postura de la administración estadounidense?

La propuesta alternativa de Trump—un nuevo acuerdo bilateral—es desestimada por Sheinbaum no por ideología, sino por pragmatismo legislativo. “Un nuevo tratado tendría que pasar por los congresos, desde mi perspectiva es difícil que esto vaya a ser así”, explicó con realismo. Su escepticismo está fundamentado: un proceso de ratificación en tres naciones es un laberinto político mucho más complejo que una revisión técnica del marco existente.

Los hilos de la negociación: más allá de la economía

La investigación periodística descubre que los canales de diálogo ya están establecidos y son más amplios de lo que se cree. Sheinbaum detalló una estructura tripartita de coordinación que involucra no solo a los secretarios de Economía, sino también a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la Secretaría de Hacienda, trabajando con sus contrapartes estadounidenses en Comercio, el Tesoro y embajadores especializados.

Este entramado sugiere que las conversaciones, lejos de estar estancadas, son multilaterales y abarcan desde el comercio de mercancías hasta la coordinación financiera y diplomática. La presidenta también adelantó que se buscarán alianzas con el sector privado, convocando a empresarios y empresarias cuya experiencia es crucial en revisiones técnicas complejas.

La conclusión del investigador: una tormenta mediática, pero negociaciones en curso

Al conectar los puntos, surge una revelación clave. La amenaza de Trump parece haber sido, en gran medida, un movimiento estratégico de presión inicial. La realidad operativa, expuesta por Sheinbaum, es que la maquinaria burocrática y diplomática de ambos países ya está en movimiento, preparándose para una revisión minuciosa que será “compleja en algunos temas”, pero inevitable.

La verdad oculta no es si el T-MEC sobrevivirá, sino cuán profunda será su transformación. La confianza de Sheinbaum no es ingenua; está basada en compromisos directos y en la fría lógica de que reiniciar desde cero un tratado de tal magnitud es un obstáculo insuperable, incluso para un presidente que gusta de romper esquemas. El verdadero drama no será su cancelación, sino la batalla silenciosa que se librará en las mesas de revisión el próximo año.

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