Una Iniciativa que Trasciende Fronteras
Desde mi experiencia en el mundo editorial y cultural, he visto numerosas campañas de fomento a la lectura, pero pocas con el alcance y la visión estratégica de la que hoy fue noticia. La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, lideró la distribución gratuita de 2.5 millones de ejemplares de la colección 25 para el Veinticinco, una iniciativa del Fondo de Cultura Económica (FCE) dirigida a la juventud latinoamericana. En un acto que recuerda las grandes misiones culturales del pasado, Sheinbaum hizo un llamado contundente: en la era del contenido efímero de las plataformas digitales, la profundidad y la reflexión que otorga un libro físico son insustituibles para la construcción del individuo y la comunidad.
He aprendido que un proyecto así no es solo repartir papel impreso; es sembrar semillas de pensamiento crítico. La mandataria subrayó precisamente esto, invitando a las y los jóvenes a no abandonar el hábito lector. La colección, un verdadero canon contemporáneo, reúne a 27 plumas fundamentales de nuestra región, desde el cono sur hasta el norte del continente, con distribución confirmada en naciones como Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Perú.
El Tejido Social detrás de las Páginas
El director del FCE, Paco Ignacio Taibo II, un hombre cuya pasión por los libros es legendaria en los círculos literarios, puso el acento en lo colectivo. Más allá de la cifra millonaria de volúmenes, destacó el objetivo democratizador: que cualquier persona en América Latina pueda acceder a estas obras. Pero, con la sabiduría de quien conoce el terreno, no se olvidó de la base. Reconoció el trabajo invisible y vital de las maestras jubiladas, quienes sostienen la red de 24 mil círculos de lectura en México. En mis años, he comprobado que sin estos pilares comunitarios, cualquier libro, por bueno que sea, corre el riesgo de quedar mudo en un estante.
Un Canon para una Generación: Los Títulos
La selección de autores es, en sí misma, una lección de historia y sensibilidad literaria. No es una lista aleatoria; es un mapa de las luchas, los sueños y las identidades de Latinoamérica. Desde la poesía combativa de Juan Gelman o Raúl Zurita, hasta la narrativa poderosa de Gabriel García Márquez en “Operación Carlota” o la inquietante prosa de Amparo Dávila. Incluye la voz anarquista de Osvaldo Bayer, el realismo descarnado de Juan Carlos Onetti, y la crónica vital de Eduardo Galeano sobre el Che. Autores como Andrés Caicedo y Roque Dalton hablan directamente al desasosiego y la rebeldía juvenil. Cada título es una puerta. He visto cómo un solo libro de una colección como esta puede cambiar la trayectoria de un joven, ofreciéndole un espejo donde antes solo veía un vacío.
Esta entrega masiva es más que un acto de gobierno; es una declaración de principios. En la práctica, el verdadero desafío, como he atestiguado, comienza ahora: que estos libros no terminen como un simple adorno, sino que sean leídos, discutidos, subrayados y pasados de mano en mano en esos miles de clubes de lectura. Es ahí, en la conversación apasionada entre jóvenes, donde la cultura realmente se revitaliza y perdura.
