Sheinbaum y Trump posponen encuentro tras cancelaciones masivas en el G7

En un giro digno de un guion de telenovela geopolítica, el tan esperado encuentro entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump —que prometía ser un duelo de egos entre la científica taciturna y el showman de la política— fue víctima de lo que la Segob llama “un imponderable”. Traducción: Trump decidió que incendiar el Medio Oriente era más urgente que escuchar otro discurso sobre energías renovables.

Rosa Icela Rodríguez, maestra del eufemismo, pintó el cuadro con la delicadeza de un diplomático borracho: “No fue la única cancelación”, dijo, como si Trump hubiera olvidado una cita para cortarse el pelo y no abandonado una cumbre mundial. Entre las víctimas colaterales: Japón, Australia y Ucrania, ahora oficialmente miembros del club “A Trump No Le Importas”.

Lo más hilarante: la insistencia en que hay “muy buena comunicación” con el gabinete estadounidense. ¿Acaso se refieren a esos mensajes de WhatsApp que quedan en visto? O tal vez a los tweets a las 3 AM que nadie sabe cómo interpretar. La Segob, en un arranque de optimismo digno de un culto apocalíptico, insiste en que “el diálogo sigue abierto”. Claro, como la puerta de una celda de aislamiento.

El epílogo lo escribió la propia Rodríguez con perla burocrática: “El presidente eligió”. Tres palabras que resumen la política global en 2025: un hombre con mal tino y peor peluquín decide el destino de millones mientras el mundo cruza los dedos para que su siguiente berrinche no sea nuclear.