SSPC y Ejército mantienen cerco en Sinaloa tras ataque a fuerzas federales

Foto: El Universal.

En las inmediaciones de la colonia Pedregal del Humaya, un operativo conjunto entre el Ejército Mexicano y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) mantiene un despliegue táctico alrededor de un conjunto de viviendas. Según fuentes oficiales, se trataría de un refugio utilizado por presuntos integrantes de una célula delictiva que horas antes había emboscado a efectivos federales.

Durante años de cobertura en zonas calientes, he visto cómo estos operativos requieren paciencia estratégica. Las autoridades aseguraron un vehículo abandonado en el boulevard Obrero Mundial -con evidentes daños por impacto balístico-, cuyas puertas abiertas sugerían una huida precipitada. Como en casos anteriores, el protocolo exige esperar la orden judicial para evitar nulidades procesales, aunque esto permita a los sospechosos reorganizarse.

Testigos relataron que el enfrentamiento ocurrió en la madrugada, cuando sujetos armados abrieron fuego contra una patrulla de la SSPC. La respuesta coordinada evitó bajas entre los agentes, pero la experiencia nos muestra que estos grupos suelen tener redes de apoyo logístico que complican los rastreos. El vehículo incautado, actualmente bajo peritaje, podría contener pistas forenses determinantes, desde residuos de pólvora hasta patrones de huellas.

Lo que los comunicados oficiales no mencionan es el desafío operativo que supone este tipo de cercos en áreas urbanas: cada minuto de espera incrementa el riesgo para civiles, pero actuar sin evidencia sólida puede derivar en errores catastróficos. La unidad dañada, ahora sellada como prueba, podría ser la pieza clave para desarticular esta célula… o simplemente otro vehículo robado descartable en la guerra asimétrica contra el crimen organizado.