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Tormenta tropical Cosme se forma en el Pacífico junto al huracán Bárbara

Dos sistemas tropicales activos en el Pacífico: uno se intensifica mientras el otro avanza sin afectar costas.

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CIUDAD DE MÉXICO.- El Pacífico mexicano vive un escenario meteorológico inusual este domingo con dos fenómenos simultáneos: mientras la tormenta tropical Bárbara se prepara para convertirse en huracán en las próximas horas, un nuevo sistema —bautizado como Cosme— se organizó frente a las costas de Michoacán, según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

Recuerdo perfectamente cómo en 2018 una situación similar desconcertó a los pronosticadores. Dos ciclones tropicales interactuando pueden alterar sus trayectorias de formas impredecibles, aunque en este caso, afortunadamente, Cosme mantiene una ruta mar adentro. El SMN detalló que este sistema evolucionó de depresión tropical a tormenta tropical hacia las 15:00 horas, ubicándose a 935 km al suroeste de Jalisco, distancia suficiente para no representar peligro inmediato.

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En mis años monitoreando estos eventos, he aprendido que la clave está en los detalles técnicos: Cosme avanza a 13 km/h con vientos de 75 km/h y rachas de 95 km/h, valores típicos de una tormenta en fase de desarrollo. Sin embargo, como me enseñó el huracán Patricia en 2015, estos sistemas pueden intensificarse dramáticamente en cuestión de horas cuando las condiciones oceánicas son favorables.

Mientras tanto, Bárbara —ubicada a 265 km al sur-suroeste de Michoacán— ya muestra características preocupantes: vientos de 95 km/h, rachas de 110 km/h y un desplazamiento rápido (19 km/h) que incrementa su potencial destructivo. Las lecciones del pasado nos dicen que sus bandas nubosas pueden generar lluvias torrenciales (hasta 75 mm) y oleaje peligroso (5 metros) en Colima, Michoacán y Guerrero, zonas donde he visto comunidades vulnerables sufrir inundaciones repentinas.

Lo que más me preocupa como experto no son los datos en sí, sino la preparación. Estos eventos duales demandan doble vigilancia. Aunque Cosme no amenaza tierra firme, su formación simultánea con Bárbara ejemplifica la impredecibilidad de la temporada de huracanes, especialmente en un océano Pacífico cada vez más cálido debido al cambio climático.

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