La comunidad beisbolera de la Liga Única de Béisbol de Azcapotzalco se encuentra sumida en un profundo duelo tras el accidente de una avioneta Cessna Citation el pasado lunes 15 de diciembre. La aeronave, que realizaba un vuelo desde Acapulco con destino al Estado de México, se desplomó en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Toluca alrededor de las 12:31 horas. La tragedia cobró la vida de las diez personas a bordo: los dos tripulantes y ocho pasajeros, entre los que se encontraban tres niños.
Conforme avanzan las investigaciones, se ha revelado que las víctimas eran integrantes y familias del equipo de béisbol Sultanes, perteneciente a dicha liga. La dimensión de la pérdida se agrava por el contexto inmediato: apenas el día anterior, el domingo, el equipo se había coronado como campeón de campeones de la temporada, culminando una exitosa campaña con lo que debería haber sido su momento de mayor celebración. En cuestión de horas, la alegría del triunfo se transformó en la desolación absoluta.
La Liga Única de Béisbol de Azcapotzalco ha emitido comunicados solemnes expresando su consternación y pena por la pérdida de sus miembros. El dolor se ha extendido por toda la comunidad deportiva local, con mensajes de pésame y solidaridad provenientes de otros equipos como los Piratas, Rieleros, Indios Verdes, Guerreros Águila y La Blanca Béisbol, pintando un cuadro de una fraternidad deportiva unida en el luto.
Desde el punto de vista técnico, la investigación del siniestro está a cargo de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Los datos preliminares indican que la tripulación, compuesta por el piloto Juan Carlos Olivares Casas, de 61 años, y el copiloto Valdin Sánchez Manzano, de 72 años, reportó fallas a la torre de control de Toluca cuando se aproximaba para aterrizar. Los audios de la cabina, un elemento crucial en cualquier investigación de este tipo, han sido recuperados y revelan la secuencia final de eventos.
En las comunicaciones, el piloto utilizó la designación de la aeronave, “Papa Romeo Óscar”, para alertar a los controladores sobre una emergencia. La transcripción muestra una situación crítica que se desarrolló con rapidez extrema, dejando escaso margen para una respuesta correctiva. La última transmisión registrada, “Nos estamos desplomando, Papa Romeo Óscar”, marca el instante final antes del impacto contra el suelo en la zona de San Pedro Totoltepec. La corta distancia que le faltaba por recorrer para alcanzar la pista subraya la brusquedad con la que se presentó la emergencia.
El proceso investigativo ahora se centra en determinar la cadena causal que llevó al desplome. Los expertos analizarán minuciosamente los restos de la aeronave, los registradores de vuelo (cajas negras), los historiales de mantenimiento de la aeronave operada por la empresa Jet Pro, las condiciones meteorológicas del momento y los perfiles de los pilotos. Cada pieza de evidencia será esencial para reconstruir los últimos minutos del vuelo y establecer si hubo una falla mecánica, un factor humano, condiciones ambientales adversas o, como suele ocurrir en la aviación, una desafortunada concatenación de varios elementos.
Más allá de los informes técnicos, el accidente deja una herida profunda en el tejido social de una liga deportiva amateur, donde el béisbol es más que un juego: es un vínculo familiar y comunitario. La pérdida de familias completas, padres e hijos que compartían la pasión por el deporte, trasciende la estadística y se instala como un recordatorio sombrío de la fragilidad humana. Mientras las autoridades trabajan para aportar claridad y, en su caso, recomendaciones para prevenir futuras tragedias, la liga y la comunidad enfrentan el doloroso proceso de honrar la memoria de quienes partieron en la cúspide de su logro deportivo colectivo.
Raúl de 4 años.
Natalia de 2 años.
Ximena de 9 años.
Gustavo de 50 años.
Ilse Lizeth de 31 años.
Raúl de 60 años.
Raúl de 31 años.
El piloto Juan Carlos, de 61 años.
Copiloto Walding, de 72 años.
Que descansen en paz

















