Triple homicidio en Acapulco revela patrón de violencia del crimen organizado

ACAPULCO, Guerrero.— La madrugada de este lunes, el hallazgo de tres víctimas —dos mujeres y un hombre— frente a un deshuesadero en la Colonia Ampliación El Porvenir volvió a poner en evidencia la crudeza del conflicto criminal en esta región. Tras décadas cubriendo la violencia en el estado, he visto cómo estos actos no son aleatorios: siguen un guion macabro. Las autoridades confirmaron que los cuerpos presentaban torniquetes en el cuello, una firma recurrente en ejecuciones vinculadas al narcotráfico.

Testigos relataron a las autoridades estatales que los cadáveres fueron arrojados desde un vehículo en movimiento ocupado por sujetos armados, una táctica que, según mi experiencia, busca infundir terror con impunidad. Junto a los cuerpos, se encontraron cartulinas con mensajes atribuidos a una célula del crimen organizado, un recordatorio de que estos grupos operan con una lógica de guerra psicológica.

Este caso no es aislado. Solo entre el sábado y domingo, cuatro personas —incluidos tres albañiles ejecutados en el panteón de Las Cruces— fueron asesinadas. Como periodista, he documentado cómo estos ciclos de violencia escalan cuando las disputas territoriales entre cárteles se intensifican. La pregunta que persiste es cuándo se romperá este círculo vicioso.