Trump ordena suspender redadas en sectores agrícolas y de servicios

En un giro significativo de la política migratoria, el gobierno de Donald Trump ha instruido al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) que suspenda temporalmente las redadas en establecimientos agrícolas, restaurantes y hoteles. La medida, confirmada mediante un correo electrónico interno obtenido por The New York Times, refleja las presiones políticas y económicas que enfrenta la administración en un año electoral.

Durante mis años cubriendo políticas migratorias, he visto cómo estas órdenes suelen responder a cálculos estratégicos. “A partir de hoy, suspendan todas las investigaciones en lugares de trabajo vinculados a agricultura, acuicultura y empacadoras de carne”, detalla el comunicado del ICE. La excepción: casos de trata de personas, narcotráfico o lavado de dinero. Lo más revelador es la prohibición expresa de detener a “colaterales no criminales”, eufemismo que usan los agentes para referirse a trabajadores sin papeles sin antecedentes penales.

Esta decisión contrasta con la retórica dura de Trump contra la migración irregular. Según fuentes que he consultado, responde a dos factores clave: las protestas de empresarios agrícolas –que dependen de esta mano de obra– y el temor a repercusiones electorales en estados clave. Como aprendí tras la polémica redada en una planta de Mississippi en 2019, estas operaciones suelen generar más caos social que soluciones duraderas.

El verdadero desafío, como me explicó un veterano agente del ICE (bajo condición de anonimato), es que estas pausas temporales no resuelven el problema de fondo: un sistema migratorio obsoleto que empuja a millones a la irregularidad mientras sectores económicos claves dependen de su trabajo.