Un exministro recibe una lección cívica en plena calle

CIUDAD DE MÉXICO.- En un giro digno de una tragicomedia política, Arturo Zaldívar, el otrora guardián de la justicia, ahora convertido en coordinador de los hilos del poder ejecutivo, recibió una dosis de realidad urbana cuando la activista Jimena Villicaña lo interceptó como si fuera un personaje de Kafka salido de una pesadilla burocrática.

Con la elegancia de quien reparte folletos revolucionarios en pleno siglo XXI, Villicaña compartió en redes sociales el momento cumbre de este teatro callejero: “Nos topamos con Arturo Zaldívar ejerciendo su derecho al voto… y esto le soltamos”.

La joven, en un monólogo que habría hecho llorar de emoción a los fantasmas de Montesquieu y Locke, acusó al exministro de haber convertido la división de poderes en una obra de teatro abstracto donde todos los actores interpretan al mismo personaje: el poder absoluto.

“Gracias por demoler el último muro que nos separaba del autoritarismo. Y por favor, guarda en tu memoria la imagen de quienes limpiaremos los escombros de tu legado”, le espetó con la ironía de quien sabe que está hablando a un sordo voluntario.

Ante este discurso que mezclaba Sócrates con Twitter, el exjuez respondió con la elocuencia de un mudo en una galería de arte contemporáneo: un saludo que probablemente significaba todo y nada al mismo tiempo.