Reinventando la Justicia: De la Trazabilidad Balística a una Revolución con Perspectiva de Género
Imagina un sistema de justicia que no solo persiga delitos, sino que los prevenga conectando puntos invisibles. Eso es lo que comienza a germinar. La aprobación nacional del Registro Criminal de Armas de Fuego no es solo una base de datos más; es la primera neurona de un cerebro digital interconectado, el embrión de un Sistema Informático Nacional Interoperable. ¿Y si el número de serie de un arma pudiera contar la historia completa de su viaje criminal, desmantelando no a un delincuente, sino a toda una red? La trazabilidad deja de ser un concepto logístico para convertirse en la llave de la inteligencia criminal proactiva.
Pero la verdadera disrupción no está solo en la tecnología, sino en el cambio de paradigma. Mientras las Unidades de Análisis se convierten en los nuevos centinelas digitales, surge una pregunta provocadora: ¿podemos usar la misma obsesión por los datos para medir y erradicar la impunidad de género? La respuesta está tomando forma en una alianza inédita.
La Colaboración como Arma de Transformación Masiva
La visión presentada por la secretaria Citlalli Hernández Mora va más allá de un protocolo. Es un llamado a una reinvención cultural dentro de las fiscalías. No se trata solo de agregar “perspectiva de género” a los trámites existentes, sino de rediseñar todo el proceso desde cero, con interseccionalidad como principio rector. La propuesta de una agenda estratégica conjunta entre la Secretaría de las Mujeres y las Fiscalías Estatales es un experimento audaz: ¿Qué pasa si la confianza, históricamente erosionada, se reconstruye mediante la presencia sistemática de la Red de Abogadas de las Mujeres dentro del propio sistema?
Aquí es donde el pensamiento lateral conecta lo aparentemente inconexo: la homologación de delitos como la violencia vicaria y la creación de un Registro Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes en Orfandad son piezas de un mismo rompecabezas. No se combate la violencia fragmentándola, sino entendiendo sus ciclos completos y sus consecuencias transversales. La capacitación ministerial deja de ser un curso para convertirse en un proceso de reeducación profunda, donde el Plan Integral contra el Abuso Sexual se convierte en un manual de operaciones para una nueva justicia.
Un Futuro Construido con Datos y Dignidad
Como señaló el encargado de negocios de EE.UU., Mark Coolidge Johnson, el objetivo debe ser desmantelar estructuras, no solo detener individuos. Esto aplica tanto para las organizaciones criminales como para los arraigados sistemas de impunidad y desconfianza. La colaboración constante que él propone encuentra su máxima expresión en este doble frente: un frente digital, que ata cabos balísticos y estadísticos a través del SENAP; y un frente humano, que teje redes de protección y acompañamiento.
La fiscal general Ernestina Godoy tiene razón: el objetivo común es erradicar la impunidad. Pero la ruta innovadora exige ver los problemas como oportunidades. La desconfianza de las víctimas es una oportunidad para rediseñar los canales de denuncia. Un dato balístico aislado es una oportunidad para mapear una red. Este no es el final de una reunión, sino el prototipo de un nuevo contrato social: uno donde la justicia sea inteligente, predictiva y, sobre todo, profundamente humana y equitativa. El desafío ahora es ejecutar esta visión con la misma audacia con la que fue concebida.
















