Este 2 de julio, la red social X (antes Twitter) experimentó un colapso técnico que dejó a miles de usuarios sin acceso. Los problemas, detectados desde las 7:30 a.m., afectaron tanto la versión web como la aplicación móvil, generando frustración en la comunidad digital.
Según datos de Downdetector, el 77% de los reportes señalaron lentitud extrema al cargar contenidos, mientras que un 18% enfrentó errores críticos dentro de la app. Solo el 5% de las quejas correspondieron a dificultades de autenticación, revelando que el fallo fue principalmente de infraestructura.
La plataforma, adquirida por Elon Musk en 2022, no emitió comunicado oficial sobre las interrupciones, pese a que los incidentes escalaron durante 60 minutos. Esta situación refleja la vulnerabilidad de las redes sociales ante picos de demanda o actualizaciones fallidas, un desafío recurrente en la era de la hiperconectividad.
Expertos en ciberseguridad sugieren que el origen podría estar en servidores sobrecargados o actualizaciones de código con bugs críticos. Mientras tanto, usuarios migraron temporalmente a alternativas como Mastodon o Threads, evidenciando la volatilidad de la lealtad digital cuando fallan servicios esenciales.
La falta de transparencia de X ante crisis operativas sigue siendo un punto crítico, especialmente tras los recientes recortes de personal en áreas técnicas. ¿Estamos ante un síntoma de la creciente inestabilidad en plataformas dominantes?