Variante XFG “Stratus” se expande con rapidez en Estados Unidos

El virus SARS-CoV-2 continúa evolucionando mediante mutaciones que generan nuevas variantes. Una de las más recientes, identificada como XFG y apodada “Stratus”, ha comenzado a propagarse con rapidez en Estados Unidos, lo que ha encendido las alertas entre la comunidad científica y sanitaria.

De acuerdo con investigaciones preliminares, esta variante podría transmitirse con mayor facilidad y presentar cierta capacidad para evadir la inmunidad adquirida, ya sea por infecciones previas o por vacunas. Sin embargo, hasta el momento no existen evidencias de que cause cuadros clínicos más graves que las variantes anteriores.

El primer registro de XFG se realizó en enero de 2025 en el sudeste asiático, según un artículo publicado por el portal Today. Posteriormente, debido a su acelerada expansión internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó en junio como “variante en seguimiento”, una categoría que permite dar un monitoreo constante de su comportamiento.

Stratus pertenece a la familia ómicron y es un recombinante, es decir, una mezcla genética entre dos subvariantes: LF.7 y LP.8.1.2. Este proceso le confiere características compartidas, además de mutaciones en la proteína de pico, que podrían mejorar su capacidad de adherirse a las células humanas y evadir parcialmente los anticuerpos.

Los reportes del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que a principios de mayo la variante representaba menos del 3 % de los casos en Estados Unidos. Sin embargo, su presencia aumentó con rapidez y hacia finales de agosto se estimaba que cerca del 78 % de los nuevos contagios correspondía a XFG. Datos de aguas residuales confirmaron esta tendencia, mostrando que para el 6 de septiembre más del 80 % de las muestras contenían la nueva variante.

En cuanto a los síntomas, expertos del CDC señalan que Stratus no presenta manifestaciones clínicas exclusivas que la diferencien con claridad de otras variantes de ómicron. Los signos más comunes incluyen dolor de garganta, tos, congestión nasal, fiebre, fatiga, pérdida del gusto u olfato, dolores musculares, cefalea y malestar gastrointestinal. En algunos casos también se ha reportado ronquera, aunque esta condición no es exclusiva de la variante.

La severidad de los síntomas depende de cada paciente. Mientras que muchas personas desarrollan cuadros leves, otras pueden enfrentar complicaciones que requieren atención médica. Ante cualquier sospecha, los especialistas recomiendan la realización de pruebas diagnósticas. En caso de resultado positivo, existen tratamientos antivirales como Paxlovid, cuya eficacia es mayor cuando se administran de manera temprana, sobre todo en grupos vulnerables como adultos mayores o personas con enfermedades crónicas.

Pese a su rápida propagación, la OMS considera que el riesgo global de Stratus es bajo en términos de salud pública, ya que no se ha demostrado un aumento en la gravedad de la enfermedad. Las vacunas actuales continúan siendo la principal herramienta para prevenir hospitalizaciones y cuadros severos, aunque su efectividad pueda disminuir ligeramente ante las nuevas mutaciones.

El monitoreo genómico, el análisis de aguas residuales y las campañas de vacunación siguen siendo pilares fundamentales para contener el avance de la variante. La experiencia acumulada durante la pandemia ha demostrado que la vigilancia temprana y la prevención son esenciales para reducir el impacto de nuevas olas de contagios.

La variante XFG “Stratus” refleja la capacidad de adaptación del SARS-CoV-2 y su constante evolución. Aunque no se ha relacionado con un mayor nivel de severidad, su rápida propagación en Estados Unidos y otros países subraya la necesidad de mantener las medidas de prevención, reforzar la vigilancia epidemiológica y no bajar la guardia frente al virus.

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