Yasmín Esquivel propone una justicia humanista para todos los mexicanos

¿Y si la justicia dejara de ser un laberinto de privilegios para convertirse en un puente accesible? La ministra Yasmín Esquivel Mossa desafía el paradigma tradicional al plantear que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) debe operar como un sistema nervioso que lleve equidad a cada célula del país, especialmente a las olvidadas.

En su conferencia “Rumbo a un nuevo Poder Judicial”, celebrada en San Luis Potosí, Esquivel Mossa desmontó el concepto arcaico de justicia: “No es un club exclusivo, sino un ecosistema que debe florecer incluso en los suelos más áridos de la desigualdad”. Propuso un modelo disruptivo donde los jueces actúen como traductores sociales, descifrando no solo leyes, sino realidades.

Su visión: una judicatura con empatía radical que aplique normas con lentes de inteligencia colectiva. “Imaginemos sentencias que no solo resuelvan conflictos, sino que tejan reparación histórica”, afirmó. La ministra conectó puntos inesperados: desde la tecnología blockchain para transparentar procesos hasta mecanismos de justicia restaurativa inspirados en comunidades indígenas.

Ante magistrados y jueces, lanzó un desafío: “¿Qué pasaría si midiéramos el éxito judicial no por expedientes cerrados, sino por vidas transformadas?” La reforma que impulsa no es solo legal, sino cultural: busca reemplazar la corrupción con innovación ciudadana, donde hasta las poblaciones marginadas diseñen soluciones.

Este movimiento, según Esquivel Mossa, ya no es opcional: “La pandemia de desconfianza en las instituciones exige un antiviral de transparencia“. Su apuesta por una justicia humanista podría redefinir el contrato social, convirtiendo tribunales en plataformas de co-creación democrática. ¿Está México listo para esta revolución judicial?