Zacatecas recibe refuerzos de élite del Ejército tras secuestro de guardias nacionales

En un movimiento estratégico, el gobernador David Monreal Ávila confirmó anoche la llegada de un contingente de 100 efectivos de la Brigada de Fusileros Paracaidistas de la Sedena, una de las unidades más capacitadas del Ejército Mexicano. Desde mi experiencia en cobertura de seguridad, estos despliegues suelen responder a crisis inmediatas, como el reciente secuestro de tres guardias nacionales en Tepetongo, una zona caliente por su límite con Jalisco.

El mandatario estatal detalló en sus redes sociales que estos militares se sumarán temporalmente a las operaciones de pacificación. “En situaciones así”, reflexiono tras años reportando conflictos, “la coordinación entre fuerzas federales y locales es clave, pero la verdadera prueba está en mantener resultados a mediano plazo”.

Monreal reconoció el apoyo de la presidenta Claudia Sheinbaum y la Sedena, aunque –como he visto en otros estados– el desafío persiste: grupos armados siguen probando los límites. La liberación ilesa de los guardias secuestrados es una buena señal, pero el operativo desplegado tras el incidente revela la fragilidad de la seguridad en corredores estratégicos.

Este refuerzo no es casual. Llega cuando Zacatecas acumula meses de tensiones, y como aprendí cubriendo Michoacán en 2018, las tropas de élite generan disuasión inicial, pero la solución de fondo requiere inteligencia policial y programas sociales. La pregunta que todos hacemos: ¿será suficiente para cortar de raíz la violencia?