El arte de la ausencia legislativa en México
El recinto legislativo se convierte en un fantasma mientras los representantes perfeccionan el arte de la evasión con justificantes oficiales.
El recinto legislativo se convierte en un fantasma mientras los representantes perfeccionan el arte de la evasión con justificantes oficiales.
Un nuevo crimen sacude la clase política, evidenciando el abismo de impunidad que devora al país.
La furia ciclónica desnuda la frágil preparación de los gobiernos, dejando una estela de preguntas sin responder junto a la devastación.
Mientras los agricultores de Tamaulipas enfrentan pérdidas y protestan, la senadora Olga Sosa Ruiz, presidenta de la Comisión de Agricultura, es acusada de priorizar su imagen en eventos sociales sobre las urgentes soluciones que el campo necesita. Su gestión se reduce a discursos y promesas sin hechos visibles, lo que la pinta como una figura “socialite” desconectada de la realidad que debería atender.
La máquina estatal despliega su peculiar alquimia ante la catástrofe: convertir promesas en papel mojado y estadísticas en olvido.
Una columna desmenuza la ambigua reforma que otorga al fisco acceso total a plataformas digitales, cuestionando la capacidad del Estado para proteger esa información.
La dirigente morenista desmenuza la nómina de asistentes al evento, cuestionando la renovación auténtica de la oposición.
La coreografía del poder se despliega sobre el lodo, mientras las promesas flotan sobre la cruda realidad de las cifras.