Un "ambicioso" plan que promete milagros urbanos mientras reparte dosis de retórica revolucionaria.
La mandataria mexicana dibuja la línea roja frente a su vecino del norte con una frase histórica.
Un banquete de propaganda disfrazado de festival gastronómico, donde los tacos son el telón de fondo.
Cuando el beisbol se rinde ante el imperio del merchandising, los fanáticos pagan el precio.
La promesa del "bienestar" corporativo llega con fanfarria y cifras millonarias, pero ¿quién se beneficia realmente?