La inflación baja en los papeles pero no en los bolsillos
Mientras los datos oficiales se visten de gala, la economía doméstica vive su propio y costoso drama cotidiano.
Mientras los datos oficiales se visten de gala, la economía doméstica vive su propio y costoso drama cotidiano.
Una farsa burocrática donde los subsidios crecen como la espuma mientras el ciudadano paga el espectáculo.
La sacrosanta taza de café se convierte en artículo de lujo mientras la Bolsa de Chicago dicta nuestra sobremesa. Una farsa con sabor amargo.