Fiscalía determina causas de muerte en caso de cuatro personas desaparecidas en Reynosa

La Fiscalía General de Justicia ha proporcionado un avance sustancial en la investigación por la desaparición de cuatro personas en Reynosa, detallando las causas técnicas de la muerte de las víctimas tras la conclusión de los dictámenes periciales correspondientes.

 

Los hallazgos forenses, meticulosamente documentados, pintan un cuadro claro y desgarrador de la violencia padecida. Para el caso identificado como Cuerpo A, correspondiente a una mujer, la causa de muerte fue establecida de manera concluyente como asfixia por estrangulamiento. En el Cuerpo B, de un hombre, la muerte se produjo por un shock hipovolémico, una condición crítica en la que el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre al cuerpo como consecuencia directa de una herida cortante profunda localizada en el área del cuello. Por su parte, el Cuerpo C, también masculino, falleció a causa de una hemorragia intracraneal masiva, resultante de un traumatismo cráneo-encefálico de extrema severidad.

 

Estos detalles técnicos, más allá de la fría terminología médica, evidencian un nivel de ensañamiento y violencia que trasciende un homicidio común, apuntando a una ejecución planificada y brutal. La precisión de estos informes periciales es fundamental, ya que no solo certifica el deceso, sino que se convierte en evidencia científica crucial para reconstruir los hechos y sustentar la acusación penal contra los responsables ante un juez.

 

De forma paralela a la revelación de estas causas de muerte, y en un giro significativo para el caso, la Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas ejecutó una orden de cateo autorizada por un juez. Esta acción legal se llevó a cabo en uno de los domicilios de los probables responsables, localizado en el Fraccionamiento Valle Soleado, dentro del municipio de Reynosa. Fue en el interior de esta propiedad donde las autoridades lograron un descubrimiento crítico: el cuerpo de la cuarta víctima, cuya localización se mantenía como prioridad en la investigación. Este hallazgo no solo permite el cierre de la búsqueda para los familiares, sino que también proporciona un escenario del crimen y potenciales pruebas materiales que pueden vincular directamente a los sospechosos con todos los homicidios.

 

La localización de la última víctima en un domicilio vinculado a los presuntos agresores refuerza la hipótesis de que las desapariciones y posteriores asesinatos fueron actos deliberados. La estrategia de investigación, que combina el trabajo de campo con el análisis forense más riguroso, demuestra un procedimiento estructurado para desentrañar la verdad. Las investigaciones, como es habitual en procesos de esta complejidad, permanecen abiertas y activas.

 

Este no es el final del camino, sino una etapa pivotal donde la evidencia recolectada—tanto testimonial como física y científica—comienza a integrarse para construir el caso legal. Las autoridades han reiterado su compromiso de llevar a cabo una investigación exhaustiva para que este caso no quede en la impunidad, un principio fundamental para la rendición de cuentas y la justicia en un contexto de violencia persistente.

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