La Procesión Burocrática de los Meteoros Leónidas
En estos tiempos de crisis existencial, el firmamento nos obsequia su desfile pirotécnico celestial, más conocido como la Lluvia de meteoritos Leónidas, un evento que demuestra que hasta el universo tiene mejor planeación que nuestros gobiernos.
Este fenómeno astral genera un entusiasmo desmedido entre los aficionados a la cosmología, quienes organizan peregrinaciones campestres como si fueran ritos tribales modernos, llevando consigo familiares, allegados y consortes para presenciar cómo polvo estelar nos recuerda nuestra insignificancia cósmica.
El Calendario Divino vs. La Ineficiencia Terrenal
Según los oráculos de Star Walk, las Leónidas iniciaron su mandato celestial el día 6 y abdicarán el 30 de noviembre. El clímax de este drama cósmico ocurrirá el 17 de noviembre, aproximadamente a las 18:00 horas GMT, demostrando una puntualidad que envidiarían cualquier organismo público. Mientras las instituciones terrenales postergan indefinidamente sus compromisos, estos meteoros cumplen su cita con precisión suiza.
La Herencia Cósmica del Cometa Tempel-Tuttle
Los sabios de National Geographic revelan que este espectáculo sideral surge cuando nuestro planeta, en su rutina orbital, atraviesa los desechos del cometa 55P/Tempel-Tuttle, descubierto en 1865. Irónicamente, estos restos cometarios muestran más dirección y propósito que muchas de nuestras administraciones públicas. La última tormenta meteorítica histórica ocurrió en 1999, con aproximadamente 3 mil meteoros por hora, un índice de productividad que haría sonrojar a cualquier legislatura.
Mientras nuestros gobernantes debaten eternamente sobre presupuestos y reformas, el cometa Tempel-Tuttle sigue generando espectáculos gratuitos para la humanidad, sin comisiones, sin trámites burocráticos y sin promesas incumplidas. Quizás deberíamos enviar a nuestros políticos a tomar lecciones de gestión eficiente con estos restos cósmicos.













