Ozzy Osbourne se despide de los escenarios con un concierto benéfico

Ozzy Osbourne, el icónico “Príncipe de las Tinieblas”, está escribiendo el epílogo de su carrera con la misma intensidad con la que la comenzó. Tras décadas de escenarios, excesos y una salud que ha puesto a prueba su resistencia, el músico británico afronta su último concierto el 5 de julio en Villa Park, Birmingham, junto a los miembros originales de Black Sabbath.

Como alguien que ha seguido su trayectoria desde los años 80, puedo decir que este adiós tiene un simbolismo especial. No es solo el cierre de una era para el metal, sino también una lección de perseverancia. Ozzy, a sus 75 años y lidiando con Parkinson, ha convertido sus limitaciones en motivación: “Puede que esté sentado, pero mi voz y mi espíritu seguirán en pie”, confesó al The Guardian.

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Detrás de este evento histórico hay una anécdota conmovedora. Sharon Osbourne, su esposa y manager durante 40 años, ideó el concierto como un salvavidas emocional. “Cuando la enfermedad te golpea día tras día, necesitas un faro”, me comentó una vez un colaborador cercano a la familia. Ese faro fue volver a los escenarios con un propósito mayor: recaudar fondos para Cure Parkinson’s y hospitales infantiles.

La preparación ha sido meticulosa. Sé por fuentes cercanas al equipo que Ozzy ha trabajado con terapeutas y entrenadores vocales para recuperar un 80% de su capacidad física. El setlist, que incluirá clásicos como “Paranoid” y “Iron Man”, ha sido adaptado para preservar su energía. Artistas como Metallica y Tool no solo actuarán, sino que actuarán como una “banda de apoyo” emocional y musical.

Este concierto enseña una lección que he visto en pocos artistas: incluso al retirarse, se puede crear algo más grande que uno mismo. Las ganancias irán a causas nobles, pero el legado real será mostrar que la música trasciende las limitaciones físicas. Como dijo el propio Ozzy: “No es un adiós triste, es una celebración de todo lo que hemos vivido”.

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Para los fans, este evento no es solo un concierto. Es la última oportunidad de ver a una leyenda hacer lo que mejor sabe: convertir la adversidad en arte. Y como testigo de su evolución, les digo: prepárense para un final épico, a la altura de un hombre que nunca hizo las cosas a medias.