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Toluca humilla a Monterrey con una victoria cargada de ironías

El infierno rojo se traga a los millonarios en una noche de locura y contradicciones futbolísticas.

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En un giro cómico del destino que ni el más talentoso guionista de telenovelas deportivas habría osado escribir, el Toluca, ese equipo de provincianos con presupuesto de tianguis, le dio una lección de humildad al Monterrey, el equipo de jugadores con sueldos que podrían financiar pequeñas revoluciones en países del tercer mundo.

Mientras los Rayados presumían su colección de fichajes carísimos (que brillan tanto como sus joyas pero corren menos que un burro cargado de ladrillos), los Diablos demostraron que en el fútbol lo que importa no es el tamaño de la billetera, sino el tamaño de las agallas. Y vaya si las tenían, especialmente después de que el árbitro, en un acto de compasión por el rival, decidió dejar a Toluca con diez hombres durante 70 minutos para hacer el espectáculo más emocionante.

Alexis Vega, ese jugador que algunos equipos “grandes” descartaron por “problemático”, se convirtió en el héroe improbable, marcando un gol que dejó a la defensa regiomontana más perdida que un turista en el metro a las 3 AM. Mientras tanto, Antonio Mohamed, el estratega que suele ser criticado por su estilo “pelotazo y reza”, demostró que a veces el fútbol no necesita tácticas sofisticadas, sino simplemente aprovecharse de defensas que marcan como si estuvieran jugando al escondite.

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El Monterrey, por su parte, confirmó una vez más que tener un plantel valuado en millones no te salva de ser eliminado por un equipo que, según las leyes del mercado, ni siquiera debería estar en la misma cancha. Roberto de la Rosa les dio un breve momento de esperanza, como cuando te llega un mensaje de tu ex diciendo “hola” y piensas que quizá hay una segunda oportunidad… hasta que te das cuenta de que solo quería venderte un seguro.

El gol de Paulinho, cabeceando como si los defensas fueran simples conos de entrenamiento, fue el clímax perfecto para una noche en la que el dinero no pudo comprar la gloria. Y así, entre risas y lágrimas (de los aficionados rayados, claro), Toluca avanzó a semifinales, demostrando que en el fútbol, a veces, la justicia poética existe. Eso, o que el Monterrey necesita urgentemente un exorcista.

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