Salma Hayek desafía los cánones de belleza en Sports Illustrated

En un giro cómico de los designios celestiales, Salma Hayek, la diosa terrenal de 58 años, ha decidido bombardear los frágiles egos de quienes creen que la juventud es un requisito para aparecer en traje de baño. La revista Sports Illustrated Swimsuit, otrora templo de cuerpos esculpidos por el tiempo y el Photoshop, ha caído rendida ante la audacia de una mujer que, según sus propias palabras, “no parece una modelo”. ¡Qué revelación! ¿Acaso las modelos deben parecer algo más que seres humanos con suerte genética?

La entrevista, un monumento a la ironía, revela que a Hayek jamás se le ocurrió que podría ser portada. ¡Claro! Porque en Hollywood, las mujeres después de los 30 suelen ser relegadas a papeles de abuelas o hechiceras malvadas. Pero he aquí que la veracruzana, armada con su carisma y una colección de bikinis, ha irrumpido en el santuario de la frivolidad para recordarnos que el envejecimiento no es un delito.

Las fotos, tomadas en el exclusivo resort Cuixmala por el afamado Ruven Afanador, son un espectáculo de curvas, luz y sarcasmo social. Mientras el mundo debate si una mujer madura “debería” posar así, Hayek se ríe desde su atalaya de autenticidad, disfrutando de una generación que, según ella, está llena de cambios. Aunque, claro, esos cambios parecen avanzar a la velocidad de un glaciar en el desierto cuando se trata de aceptar que las mujeres no expiran al cumplir 40.

Así que, señoras y señores, abran paso a la revolución: una actriz que no se jubila, no se esconde y, sobre todo, no pide permiso para ser fotografiada. ¿Escándalo? No, solo otro día en el circo de los estándares absurdos.