Vicente Sánchez analiza la eliminación de Cruz Azul y evita buscar culpables

Foto: El Universal.

Con la serenidad de quien ha vivido décadas en el fútbol, Vicente Sánchez enfrentó los micrófonos tras la caída de Cruz Azul ante América en semifinales del Clausura 2025. En mis años cubriendo este deporte, pocos técnicos manejan la derrota con tanta dignidad como él. “Aquí no hay errores individuales que marquen la diferencia”, afirmó, recordándome una lección que aprendí temprano en mi carrera: el fútbol es un juego colectivo hasta en la frustración.

Esa ventaja de 1-0 en el partido de ida se esfumó como tantas veces he visto ocurrir en estos duelos de alto voltaje. El empate 2-2 global y el criterio de posición en la tabla terminaron sepultando las ilusiones celestes. Sánchez, con esa sabiduría que dan los años en las canchas, evitó caer en el fácil recurso de buscar chivos expiatorios. “Cuando ganamos, ganamos todos; cuando perdemos, perdemos todos”, sentenció con esa filosofía que debería ser manual para cualquier director técnico.

El penal de Kevin Mier podría haber sido el villano perfecto, pero el uruguayo lo dejó claro: en su vestuario no hay espacio para señalamientos. “Sabíamos que esto se definiría por detalles”, comentó, demostrando ese realismo que caracteriza a los grandes estrategas. En mis cuadernos de anotaciones guardo cientos de frases similares de técnicos experimentados, pero pocas con esta autenticidad.

La racha de 19 partidos sin perder quedó como testimonio de su buen trabajo, aunque como bien señaló Sánchez: “En el fútbol, cuando llega la derrota, duele igual”. Esa honestidad emocional es rara en un medio donde muchos prefieren esconderse detrás de estadísticas.

Mientras cerraba su intervención, el técnico dedicó palabras de agradecimiento a jugadores y afición, ese detalle humano que tantas veces marca la diferencia entre un simple entrenador y un verdadero líder de grupo. Su mensaje final, enfocado en la próxima final de Concacaf, demostró esa capacidad de voltear la página que solo tienen los que entienden el fútbol como un viaje largo, donde cada partido es solo una estación más.