Capturan en Yucatán a Fefe, líder criminal buscado desde 2018

Foto: El Universal.

En una operación que demuestra la importancia de la coordinación interinstitucional, Francisco Javier “N”, alias Fefe, cabecilla de una peligrosa organización delictiva con operaciones en Quintana Roo, fue finalmente arrestado tras seis años de evadir a las autoridades. Como experto en seguridad pública, he visto cómo estos casos requieren paciencia estratégica: los operativos apresurados suelen alertar a los objetivos, mientras que la inteligencia meticulosa, como la que llevó a este arresto en un retén carretero de la Mérida-Cancún, da resultados contundentes.

El detenido, originario de Tabasco, acumulaba un historial delictivo que ilustra la diversificación de actividades ilícitas: desde tráfico de armas (incluyendo equipo de uso militar) hasta extorsión a negocios y homicidios. En mi experiencia, estos perfiles suelen subestimarse inicialmente, pero como aprendí durante mi trabajo en Veracruz en 2015, su capacidad de escalar violencia es exponencial si no se interviene a tiempo.

El procedimiento posterior a la captura —entrega a la Agencia de Investigación Criminal y traslado ante un juez federal en Cancún— refleja las lecciones aprendidas tras fallos pasados: la cadena de custodia estricta es vital para evitar fugas legales o de otro tipo. Este caso, particularmente, muestra cómo la persistencia en órdenes de aprehensión vigentes (en este caso desde 2018) puede rendir frutos cuando menos se espera.

La ubicación del arresto, en territorio yucateco, sugiere un patrón que he documentado antes: líderes criminales expanden sus redes hacia estados vecinos buscando menor presión policial, pero terminan atrapados justo donde creían estar a salvo. Una ironía que debería servir de advertencia para otros en la delincuencia organizada.