Policía se convierte en partera improvisada en parto sorpresa

MONTERREY, NL.- En un giro irónico del destino, donde el Estado falla en proveer servicios básicos pero sobresale en improvisación heroica, los efectivos de Proxpol Escobedo añadieron “partería de emergencia” a su currículum. Ayer, en la Colonia Pedregal del Topo Chico —un lugar tan idílico como su nombre sugiere—, una joven de 18 años descubrió que la burocracia médica es más lenta que un parto precipitado.

La oficial Selene Judith Gutiérrez, cuyo entrenamiento en primeros auxilios nunca incluyó “cómo traer al mundo a un ciudadano más para que pague impuestos”, demostró que en este país la policía debe estar preparada para todo, menos para prevenir el crimen. Entre contracciones y gritos, la agente logró lo que el sistema de salud no pudo: asistir un alumbramiento sin cobrar por el servicio.

La bebé, que llevará el nombre de su heroína circunstancial, probablemente crecerá creyendo que los policías son ángeles de la guarda, hasta que un día intente reportar un robo y descubra la cruda realidad. Mientras tanto, Jacqueline Hernández y su hija fueron trasladadas al Hospital Metropolitano, donde, irónicamente, les cobrarán hasta el aire que respiren.

Este episodio confirma que en México la ciudadanía debe confiar más en la suerte que en los servicios públicos. ¿Qué sigue? ¿Bomberos enseñando cálculo diferencial? ¿Transitarios realizando cirugías cardíacas? El mensaje es claro: en la tierra del “ahí se va”, hasta un parto es asunto de seguridad nacional.