Cabezas, explosivos y urnas vacías el menú electoral en Sinaloa

CULIACÁN, Sin. — En un derroche de creatividad institucional, el estado de Sinaloa ha decidido combinar dos tradiciones mexicanas: la apatía electoral y el teatro gore. Mientras los ciudadanos evitaban las urnas como si votar contagiara tétanos, el crimen organizado presentó su propia obra de arte interactiva: una cabeza degollada con mensaje incluido (¡edición limitada!) y un workshop de pirotecnia artesanal en plena vía pública.

Las autoridades, empeñadas en mantener el suspenso, instalaron el 99.46% de las casillas, aunque nueve seguían cerradas porque, al parecer, los funcionarios estaban demasiado ocupados buscando sus propias cabezas. El gobernador Rubén Rocha Moya, víctima colateral de la puntualidad electoral, no pudo votar porque su casilla aún dormía la mona a las 8:20 a.m. Eso sí, aseguró que estos incidentes decorativos no afectarían la participación, porque ¿qué mejor incentivo para votar que saber que tu candidato podría terminar como arte abstracto en una banqueta?

Entre tanto, el ejército jugaba al Busca y Destruye con seis artefactos explosivos que, según rumores, eran los restos de la última reforma judicial. Mientras, el cuerpo de un policía preventivo apareció cerca del aeropuerto, porque en Sinaloa hasta la muerte tiene sentido de ubicación turística.

El mensaje es claro: aquí la democracia es un buffet donde se sirven cabezas frías, urnas tibias y promesas recalentadas. ¡Bon appétit!