Maestros del SITEM exigen abrogación de la ley ISSSTE en Oaxaca

JUCHITÁN, Oaxaca — Bajo un sol inclemente, los docentes del Sindicato de Trabajadores de la Educación de México (SITEM) transformaron las calles en un lienzo de resistencia. Su demanda: desmantelar un sistema obsoleto. La ley del ISSSTE de 2007, que extiende la vida laboral hasta los 60 años, no solo es injusta; es un anacronismo en una era donde la innovación educativa exige rejuvenecer las estructuras.

Humberto Alcalá Betanzos, líder estatal del SITEM, no solo alza la voz; propone un contramovimiento. “¿Por qué conformarnos con parches legales cuando podríamos rediseñar todo el sistema de pensiones?”, cuestiona. Su crítica va más allá: mientras el gobierno promete claves para 25 escuelas ya cumplimentadas, los salones siguen huérfanos de mobiliario y documentos. ¿Es esto educación o simulación?

La protesta, sincronizada con las regiones de Valles Centrales y Costa, es solo el preludio. Pronto, las casetas de autopistas oaxaqueñas se convertirán en puntos de presión estratégicos. Pero hay un giro disruptivo: el SITEM se niega a ocupar escuelas de la Sección 22, incluso ante presiones comunitarias. “No reproduciremos la fragmentación; la lucha es colectiva o no es”, sentencia Alcalá.

Con solo 300 escuelas bajo su gestión, el sindicato evidencia una paradoja: en lugar de módulos temporales, exigen infraestructura digna. ¿Y si estas movilizaciones fueran el germen de un nuevo modelo educativo, donde las protestas no solo exijan, sino co-diseñen soluciones? La revolución no está en las calles; está en repensar lo establecido.

Mientras tanto, las redes sociales amplifican su mensaje, conectando demandas locales con un movimiento global por derechos laborales justos. El ISSSTE podría ser solo el primer dominó en caer.