Sheinbaum propone cumbre global para un nuevo modelo económico

En un giro disruptivo durante la 51ª Cumbre del G7 en Canadá, la presidenta Claudia Sheinbaum desafíó el guion tradicional de las cumbres económicas. ¿Qué pasaría si en lugar de competir por mercados, las potencias colaboraran para redefinir el concepto de prosperidad? Su propuesta: una Cumbre por el Bienestar Económico que integre no solo al G7, sino a Latinoamérica, el Caribe y naciones emergentes.

“El poder real no se mide en PIB, sino en cómo transformamos vidas. Imaginen un sistema donde el comercio justo sea la norma, no la excepción”, declaró Sheinbaum, conectando puntos entre desarrollo sostenible, paz duradera y un audaz rediseño de la arquitectura financiera global.

Con un enfoque que fusiona el legado de Benito Juárez con la economía del siglo XXI, la propuesta plantea:

• Cooperación radical: Un modelo donde las tecnologías limpias y la justicia migratoria sean moneda de cambio
• Diplomacia proactiva: Reemplazar el gasto militar por inversión en infraestructura humana
• Nuevos indicadores: Medir el éxito no por crecimiento, sino por reducción de desigualdad

En paralelo, Sheinbaum tejió alianzas estratégicas: desde conversaciones con la UE para modernizar tratados comerciales hasta acuerdos con India para impulsar innovación tecnológica. Cada movimiento, una pieza en su visión de un orden multilateral reinventado.

Este planteamiento cuestiona dogmas: ¿Y si la verdadera seguridad energética empieza por garantizar empleos dignos? ¿Puede un balón artesanal inspirar más cooperación que un tratado de 500 páginas? Sheinbaum parece creerlo, y su apuesta podría reescribir las reglas del juego global.