El Corredor Interoceánico impulsa el desarrollo económico de México

El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec se consolida como un eje transformador para la economía mexicana, según destacó la presidenta Claudia Sheinbaum. Esta megaobra no solo dinamiza el sureste —históricamente desconectado—, sino que se posiciona como una alternativa estratégica al Canal de Panamá, vinculando los océanos Pacífico y Atlántico.

“Es un motor de progreso para todo el país: optimiza el transporte de carga, genera empleo y reduce brechas regionales”, afirmó Sheinbaum durante su conferencia matutina.

Con 1,200 km de vías rehabilitadas y obras como 30 laderos y 41 estaciones, el proyecto ya opera como ruta clave para el comercio global. La Línea Z (operativa desde 2023) y la Línea FA (2024) han movilizado más de 500,000 toneladas de carga y 100,000 pasajeros. Próximamente, la Línea K extenderá la red hasta Guatemala, fortaleciendo la integración centroamericana.

Innovación y impacto social

El director general del Corredor, Octavio Sánchez Guillén, resaltó su enfoque multidimensional: junto a la infraestructura ferroviaria, se desarrollan 14 Polos de Desarrollo —incluyendo hubs logísticos en Oaxaca y Chiapas— y obras comunitarias que benefician a más de 100,000 personas. Los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz modernizan sus instalaciones con tecnologías como centros de control de tráfico inteligente.

Este megaproyecto, heredero de un sueño centenario, combina sostenibilidad y visión geopolítica, redefiniendo el rol de México en las cadenas de suministro globales. Un ejemplo de cómo la infraestructura 4.0 puede reducir desigualdades y generar oportunidades en la era digital.