El huachicol persiste en México con pocas sentencias y operativos sin detenidos

Desde que inició el sexenio del presidente López Obrador en 2018, el combate al huachicol se promocionó como una prioridad. Sin embargo, tras casi seis años, los números revelan una realidad incómoda: solo 9 sentencias por robo de combustible, frente a las 299 del periodo anterior. Como experto en seguridad energética, he visto cómo las estrategias cambian, pero el problema sigue ahí, adaptándose como un monstruo de mil cabezas.

Recuerdo una visita a un ducto vandalizado en Puebla en 2020. Las tomas clandestinas eran tan sofisticadas que parecían obra de ingenieros, no de delincuentes. Pemex reporta hoy un robo constante de 4,700 barriles diarios, casi igual que en 2023. ¿Dónde están los detenidos? Las redadas en Veracruz y Nuevo León la semana pasada decomisaron millones de litros, pero nadie fue arrestado. Esto no es casualidad: el crimen organizado ha perfeccionado sus tácticas.

Lo más preocupante es el silencio oficial. Desde octubre de 2024, no hay datos públicos sobre desvíos. Las denuncias ante la FGR aumentaron 22% en 2025, pero sin sentencias, son solo papel mojado. Estados como Querétaro y Tamaulipas repuntan en el delito, mientras las “refinerías” clandestinas, como la de Coatzacoalcos con 500 mil litros de crudo, operan impunemente.

La lección es clara: sin inteligencia financiera para rastrear el huachicol fiscal y sin coordinación real entre fiscalías, los operativos seguirán siendo espectáculos vacíos. El combustible robado no desaparece; solo cambia de manos.