Aguirre apuesta por su grupo pese a la baja de Luis Chávez

La ausencia de Luis Chávez en la selección mexicana no es solo una baja, sino una oportunidad para reinventar el mediocampo. ¿Por qué conformarnos con reemplazos cuando podemos rediseñar el juego? Javier Aguirre, en lugar de buscar un sustituto directo, podría explorar esquemas disruptivos que potencien a jugadores como Álvaro Fidalgo, cuyo estilo técnico y visión ofensiva podrían oxigenar al equipo.

Imaginemos un escenario donde la lesión de Chávez no se ve como un vacío, sino como un catalizador para innovar. La Copa Oro 2025 podría ser el laboratorio perfecto para probar tácticas audaces, como un doble pivote creativo o incluso un sistema sin mediocampista fijo, inspirándose en modelos como el del Manchester City de Guardiola. ¿Qué pasaría si México dejara de depender de figuras individuales y apostara por un colectivo más dinámico?

Aguirre, conocido como el “Vasco”, demostró firmeza al descartar llamados de último momento: “Con 26 jugadores tenemos gente preparada”. Pero más que conformarse, esta postura podría interpretarse como una declaración de confianza en la versatilidad de su plantilla. En lugar de lamentar la pérdida, ¿por qué no convertirla en una ventaja? La historia del fútbol está llena de equipos que transformaron crisis en glorias inesperadas.

El caso de Chávez, quien sufrió una rotura de ligamento cruzado, es doloroso pero no definitivo. Con avances médicos como terapias con células madre o recuperaciones aceleradas, su regreso para el Mundial 2026 no es una quimera. Mientras tanto, México tiene ante sí la chance de escribir un nuevo capítulo táctico. ¿Estamos listos para pensar más allá de lo convencional?

La federación ya trabaja en la operación del mediocampista, pero el verdadero desafío no es médico, sino estratégico. Como dijo Aguirre: “Lo vamos a extrañar, pero estamos centrados en el grupo”. Quizás esa sea la clave: no reemplazar, sino evolucionar. El fútbol del futuro no se juega con recetas viejas.