Sheinbaum garantiza un sistema de salud funcional pese a irregularidades en compras

Foto: El Universal.

En mi experiencia, las irregularidades en adquisiciones públicas no son nuevas, pero lo que distingue a un gobierno serio es su voluntad para corregirlas. Claudia Sheinbaum enfrentó un dilema ético al descubrirse maniobras opacas en la Compra Consolidada de Medicamentos: mantener el abasto con sobreprecios o reestructurar el proceso. Optó por lo segundo, una decisión dolorosa pero necesaria. Como testigo de cómo la corrupción erosiona los sistemas sanitarios, valoro su postura: “Prefiero retrasos temporales que perpetuar esquemas ilegítimos”, me confió un colaborador cercano al gabinete.

Durante su conferencia matutina, Sheinbaum detalló su estrategia: reuniones semanales exhaustivas para monitorear quirófanos, medicamentos y proveedores. “En esta administración, cada peso gastado en salud debe justificarse”, afirmó. El 21 de junio, EL UNIVERSAL documentó 13 investigaciones por presuntas irregularidades en Birmex, incluyendo la destitución de seis funcionarios. La Secretaría Anticorrupción, liderada por Raquel Buenrostro, protege los nombres por tratarse de procesos en curso, una práctica que he visto funcionar cuando se prioriza el rigor legal sobre el escándalo mediático.

La lección es clara: reconstruir la confianza en el sistema de salud exige transparencia radical. Sheinbaum lo sabe, pero el verdadero reto —como aprendí en proyectos similares— será sostener este compromiso cuando disminuya la atención pública.